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El gran apagón que el pasado 28 de abril dejó a oscuras a España, Portugal y parte del sur de Francia no fue un simple incidente técnico. Fue un toque de atención —uno más— a una realidad que muchos preferían no mirar de frente: nuestra vulnerabilidad energética.
Cada minuto que pasa me cuadran menos cosas del apagón. Cada vez salen a relucir más sospechas porque comprobamos que el Gobierno de Pedro Sánchez sigue en la misma línea de otras desgracias: la DANA, la pandemia, el volcán de La Palma… y ahora esto. Es una realidad que hemos presenciado, por eso no podrán engañarnos más ni el propio presidente ni la presidenta de Red Eléctrica Española.
Tenía que llegar… y llegó. Llegó el esperado “cero absoluto”. Un cero mayúsculo para un mayúsculo caradura que ha de terminar muy mal. Aunque el gran embustero dice que España va como una moto, la triste realidad es que no va ni en bicicleta.
La humanidad se siente muy ufana porque ha engrosado su capacidad de conocimiento basándose en la inteligencia artificial. Cualquier iletrado puede “redactar” un artículo copiando simplemente lo que el dichoso “chatgpt” le dicta. Los estudiantes encargan parte de sus deberes a su ordenador y los “expertos” en el copia y pega presumen de sus “conocimientos”. Todo el mundo sabe de todo. El apagón de ayer nos ha puesto en nuestro sitio.
El Covid, la Filomena, la Dana, la luz. ¿Cuántos desastres más tenemos que padecer para despertar de este letargo en el que nos tienen sometidos? Los tres primeros fueron causas externas al gobierno, pero no así el último. En todas ellas hubo apagones informativos, se hicieron tarde y deficientes o mal, sobre todo cuando no tienen a quién culpar para ocultar su falta de preparación para desempeñar la presidencia de un país.
Este 28 de abril quedará en la historia de España como el día en que el país se detuvo. Un apagón masivo, iniciado a las 12:33 horas, dejó sin electricidad al 99% del territorio peninsular, afectando también a Portugal y el sur de Francia. El presidente Sánchez lo calificó como un evento "sin precedentes", atribuido a la pérdida súbita de 15 gigavatios (60% de la demanda nacional) en cinco segundos, provocando el colapso del sistema eléctrico y su desconexión de Europa.
Van ustedes a permitirnos esta apuesta vital, y ya iremos viendo el desarrollo de los acontecimientos. Salí, hacia las cuatro de la tarde, a echar un vistazo al centro de la ciudad donde vivo, para ver cómo la gente enfrentábamos un inesperado apagón nacional, un increíble colapso de nuestro sistema energético.
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