| ||||||||||||||||||||||
El hecho de comportarse en la vida es como mínimo trabajoso. En pocas ocasiones podemos hablar de un acoplamiento plácido sin sorpresas relevantes ni altibajos sonados. En el transcurso del tiempo le sobrevienen numerosas vicisitudes a cualquier ciudadano. Esa confrontación del potencial individual con los retos sucesivos es exigente, con frecuencia supera con creces las posibilidades de una persona en concreto.
Estoy convencido que todo reconocimiento concedido y aceptado conlleva responsabilidades de cara al futuro, porque quien otorga el honor busca fomentar y proyectar aquellos méritos que han valido la distinción sobre la generalidad.
Debiéramos estar más en disposición responsable; sobre todo, para repensar los modelos de crecimiento y desarrollo económico que nos han llevado a una degradación ambiental y a que la población, en su conjunto, no se ponga al servicio de la persona humana.
Aunque se trate de actuaciones aproximativas o rutinarias, el propio momento vital nos impele a un cierto grado de decisión; la mayor o menor actividad derivada de las respuestas nos adentra en otras fases de la comprensión. El interrogante propuesto hoy es habitual en las cuitas cotidianas. Viene a representar la orfandad permanente con respecto a las certezas y es definitoria de la vida humana.
Una gran verdad constatable en la evolución de las sociedades que transcurren bajo la lógica capitalista como de aquellas que lo hacen bajo la de la economía planificada.
Si el concepto de la moralidad entraña consideraciones complejas según las situaciones y las personas implicadas, su perfil queda pendiente de la aplicación práctica; no resulta sencillo, no, clarificar la exposición de sus características. La interpretación personal es decisiva, pero resulta insuficiente si no va acompañada de su acompañamiento en forma de las conductas adecuadas.
Las experiencias se suceden a ritmos trepidantes, nos vemos sobrepasados en excesivas ocasiones, sin tiempo para asimilarlas ni para la elaboración de las respuestas adecuadas. Sin embargo, esa captación de cuanto nos sucede de cerca o de lejos, supone poner los pies en la tierra para futuros procesamientos mentales y decisiones al respecto.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (IReF) es una Autoridad administrativa independiente, con personalidad jurídica y plena capacidad pública y privada, que ejerce sus funciones con autonomía e independencia respecto de las Administraciones públicas y que actúa de forma objetiva, transparente e imparcial. Nació, a instancias de la UE, en 2013.
Todos nos hemos visto envueltos en situaciones en las que, por diferentes motivos, hemos causado algún perjuicio o daño a terceros, y también hemos sufrido el caso contrario, es decir, cuando los perjudicados hemos sido nosotros. La responsabilidad civil es un mecanismo que se activa en circunstancias como las anteriores. A continuación, conocemos con más detalle en qué consiste.
Desde el nacimiento, único instante de la vida en el que nuestra capacidad de elección es nula, todo el transcurrir de nuestro tiempo está condicionado por la libertad de elegir entre múltiples opciones que son determinantes en nuestra vida.
No será por falta de sabiondos, no; aunque si hacemos muchas preguntas pronto nos daremos cuenta de la poca firmeza del pretendido suelo del conocimiento adquirido. Actuamos en tiempos de perfiles técnicos avanzados. Obedeciendo a sus recomendaciones, la precisión de cuanto percibimos, lejos de acentuarse, se diluye como verdaderos azucarillos en el agua.
Las situaciones no debemos, ni tampoco podemos como seres pensantes con capacidad de discernimiento, empeorarlas. Hemos de entrar en razón, comenzando por el cultivo de un corazón abierto para poder incorporarse al don de la clemencia, que es lo que verdaderamente nos hace humanos; pues, tan vital como crecer hacia sí, es volcarse en la misión de consolar a los que caminan a nuestro lado.
Honradamente, pienso que los expresidentes no deben intervenir en política y en consecuencia opino, igualmente, que los mismos no deberían pertenecer al Consejo de Estado. El conocimiento del Estado y su maquinaria, la prudencia que da la experiencia presidencial, y, sobre todo, la posible parcialidad en temas comprometidos con sus partidos, son justificación suficiente para no pertenecer al Consejo de Estado.
Hasta que España no resuelva o al menos encauce adecuadamente su en verdad harto complicado expediente de litigios territoriales, no volverá a ocupar en el concierto de las naciones el lugar que corresponde a la que fue primera potencia a escala planetaria y cofundadora del derecho internacional al más noble de los títulos, la introducción del humanismo en el derecho de gentes.
Las palabras del Centro Derecha, protestonas, ambiguas, grandilocuentes, serviles de sus escaños: “Prometo que... Aseguró que... No permitiremos que... Iremos a los Tribunales... ¡Oh... Oh...! El aborto, la eutanasia, la "reeducación ideológica", las vendettas radicales, la comercialización del Estado... ¡Poco a poco! ¿De qué sirven en un hemiciclo lo más parecido a un fotograma de los años 30?
Únicamente hay que mirar y ver. Multitud de gentes, ubicadas en cualquier rincón del mundo, se encuentran en un estado de desolación tan profundo, que sufren períodos de tristeza verdaderamente grandiosos. En ocasiones, son tantas las situaciones que nos oprimen, que nos quedamos sin aliento.
Tenemos que mimar ese verso que nos da continuidad en el linaje; puesto que, en la medida que conjuguemos el amor en todos los tiempos, restableceremos ese testamento vital que nuestras habitaciones íntimas nos demandan para activar la sonrisa y la sensación de bienestar.
La actual generación de este mundo cambiante, deberá hacer memoria para tomar conciencia de los caminos recorridos por nuestros predecesores, y orientar sus pasos sin resentimiento hacia horizontes más libres y armónicos. Para conseguir este cambio de actitudes renovadoras, ya no sólo se exige esfuerzo y tesón por parte de todos los moradores del planeta, también se requiere otro espíritu más conciliador y clemente con el análogo.
El trabajo en equipo es la clave del éxito de cualquier entorno corporativo, el esfuerzo de los distintos miembros se potencia, disminuyendo el tiempo de acción y mejorando los resultados. En este sentido, las empresas necesitan líderes que sepan organizar y gestionar el capital humano, y que tengan una visión amplia y una mentalidad colaborativa.
Pero cuidado, a toro pasado todo es muy sencillo. Averiguar el número premiado de la lotería después del sorteo no tiene mucho mérito. Las decisiones se evalúan teniendo en cuenta la información, las circunstancias y las posibilidades que tiene el que decide en ese momento. Y teniendo en cuenta que nadie es un héroe, ni un genio, ni un vidente.
|