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El fin de la obligatoriedad de las mascarillas en interiores marca un antes y un después en una crisis sanitaria que ha tenido un gran impacto no solo a nivel de salud física, sino también psicológica. En este sentido, la salud mental ha cobrado especial protagonismo a lo largo de los dos últimos años a raíz del aumento de patologías derivadas de las restricciones de movilidad, el confinamiento o los protocolos sanitarios.
El “noi del Poble-sec”, con cuyas canciones he convivido los largos años de mi existencia, -es casi dos años mayor que yo-, está pensando en retirarse después de celebrar más de setenta conciertos a lo largo del próximo año. No hay más remedio que quitarse el sombrero.
Ahora, cualquier minucia, asomo de acierto o de éxito, aunque fuere en una retirada poco honrosa, con graves deficiencias e incompleta, sirve para que algunos políticos se vanaglorien de ello, saquen pecho y presuman de buen hacer y de habilidad en su gestión aunque, lo realmente sucedido es que EE.UU, el resto de naciones occidentales y, entre ellas, España, hayan realizado una vergonzosa, poco meditada y frustrante retirada de Afganistán.
¡No, Sánchez, no! No puedes hablar de “misión cumplida” y mucho menos de “objetivos conseguidos” ¿Te imaginas qué pensarán del Gobierno español quienes siguen ocultos y esperando tu ayuda en Kabul? Ni el ministro de exteriores ni Sánchez pueden levantar la voz y si lo hacen es para pedir perdón. Que no se extrañen de que sean recibidos en toda España con desprecio, improperios y recordándoles a su familia más próxima.
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