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Un mes ha pasado ya desde que las alarmas antiaéreas sonaran en las ciudades, calles y plazas de Ucrania. Treinta días de guerra, muerte y cristales rotos en los que el mundo se ha polarizado hasta el extremo, aflorando de nuevo los fantasmas de la Guerra Fría, el abismo al conflicto nuclear y el choque de trenes entre naciones.
Rusia ha sorprendido a muchos al cumplir con sus obligaciones de deuda internacional desde que comenzó la crisis de Ucrania. Los gobiernos occidentales se lo han permitido al renunciar a las restricciones de las sanciones sobre estos pagos, para ayudar a los acreedores. Esto puede no ser sostenible a medida que el aislamiento económico de Rusia se profundiza, y su economía se hunde en la recesión.
Vladimir Vladimirovich Putin fundamentado en dos conceptos, desmilitarización y desnazificación, montó lo que él llamó una “Operación Militar Especial” para invadir Ucrania. Decretó, reconoció y firmó la independencia de las regiones rebeldes de Dometsk y Luhansk, ambas controladas por separatistas pro rusos. Tal como ocurrió en Crimea, utilizando líderes separatistas respaldados por Rusia, pretende aplicar similar estrategia contra Ucrania.
El 25 de marzo de 2022 va a pasar a la historia como el día en el que los países, Rusia y Ucrania, fueron consagrados al Inmaculado Corazón de María por el papa Francisco. Esta decisión es provocada por la invasión bélica que sufre Ucrania por parte de Rusia y como respuesta a una de las peticiones de la Virgen de Fátima: la consagración de Rusia.
La ONU tiene ya registrados más de 3,5 millones de refugiados como consecuencia directa de la invasión lanzada por Rusia sobre Ucrania, que ha elevado también a 6,5 millones la cifra de desplazados internos dentro del territorio ucraniano. Polonia, con 2,1 millones de refugiados, es el país que más personas ha recibido desde que estalló la guerra el 24 de febrero. Rumanía tiene registradas 542.000 llegadas, Moldavia 368.000, Hungría 318.000 y Eslovaquia 254.000.
En 26 días de guerra en Ucrania las necesidades humanitarias dentro y fuera del país se han disparado. Tres millones de niños y niñas necesitan asistencia humanitaria dentro y fuera del país. La organización ha atendido a 300 niños y niñas no acompañados y a 1.500 tutelados que se encontraban en tránsito. Dos mil familias que no han podido abandonar sus hogares han recibido asistencia humanitaria de Aldeas Infantiles SOS.
Si Zelenski no hubiese sostenido tal demanda y hubiese aceptado que Ucrania no iba a ser parte de la OTAN, es probable que Putin no hubiese reconocido la independencia de las dos "repúblicas populares" de los ucranianos ruso-hablantes de Donetsk y Luhansk el lunes 21 de febrero y, sobre todo, ordenado el ingreso de sus tropas a Ucrania tes días después.
Una nueva encuesta ha revelado que el público de la mayoría de los países del mundo culpa a Rusia del actual conflicto en Ucrania, siendo los encuestados en India y China los que más apoyan la posición rusa. En Europa y América del Norte, todo apunta a que la percepción de Rusia se deteriore en todos los ámbitos, mientras que Ucrania experimentará mejoras en su percepción en el extranjero.
Rusia invade Ucrania como forma desesperada para no hundirse en la arrinconada irrelevancia que Estados Unidos y sus aliados le estaban propinando al centrarse en el Indo-Pacífico. Con este propósito, asume el riesgo del aislamiento diplomático, el desgaste económico y la contraproducente estrategia a nivel de seguridad. Todo dentro de una reacción más fuerte de lo esperado: la resistencia ucraniana y la presión internacional han sobrepasado las expectativas.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha alertado de que Ucrania pudiese convertirse en el primer escenario de un conflicto atómico, ya sea como diseño o por accidente. Esto último es lo que pasó en abril 1986 con la explosión de la planta nuclear ucraniana de Chernobyl, ubicada al norte de Kiev.
La guerra ha vuelto al corazón de Europa. Al desatar la invasión de Ucrania, Putin está amenazando la paz mundial, provocando una guerra que deja ya un alargado rastro de sangre y desestabilización. Miente cuando afirma que busca liberar a Ucrania del “gobierno nazi” de Kiev o “defender la independencia” de las regiones del Donbass. Miente. Quien hoy ocupa el lugar de los nazis que invadieron Ucrania es Putin.
Como a la Francia que ocupaba el Magreb, no se reprocha hoy a Europa haber traicionado una misión en Ucrania, simplemente porque no tenía ninguna. Tampoco se le reprocha el solo poder ofrecer las melosas palabras del neocolonialismo liberal, pues se han convertido apenas en un eco del monstruo supereuropeo.
La activista ucraniana por los derechos humanos y LGBTQI Olena Shevchenko tenía previsto liderar una multitudinaria manifestación en Kiev el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, como pilar de la organización de la Marcha de las Mujeres de esa ciudad. En cambio, Shevchenko se encontraba ese día a unos 500 kilómetros al oeste de Kiev, refugiada en la ciudad de Lviv, desde donde intentaba desesperadamente ayudar a otras personas a escapar.
Puede que sea fácil clasificar al señor Putin…, empecinamiento ególatra. Comprendiendo la ruina de esta guerra, sabremos la miseria que ha originado. El eco llega a Rusia: “libertad y coraje”. Proteger la familia y después coger el fusil. Capítulo primero de Política Social: Mentir y engañar, abre la puerta al desprecio y hiere de muerte la confianza.
Dada la gravedad de la Guerra de Ucrania, la Guía ha tomado la decisión de no promocionar Moscú como destino, por lo que la selección de Moscú y los proyectos de desarrollo de la Guía Michelin en Rusia quedan congelados por el momento.
Cuando se cumple la primera quincena de la guerra en Ucrania, todos los seis diarios serios de Inglaterra han compartido en sus portadas la misma foto a color de una mujer a punto de dar a luz que es transportada en camilla en medio de las ruinas de un hospital en Mariúpol. Esta es la principal ciudad costera del Mar de Azov y de Duhansk, una región del sudeste ucraniano que junto con la adyacente de Luhansk se autoproclamaron como repúblicas independientes en 2014.
Nací en 1945, apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, justo un mes antes de que se declarara el armisticio definitivo que dio fin a la misma. Hoy, setenta y seis años largos después, nos encontramos inmersos en otra guerra que, aunque por el momento, se circunscribe al este de Europa, tiene todos los visos –y de hecho ya estamos sufriendo las consecuencias- de ampliarse en el tiempo y en el espacio con unas dimensiones desconocidas, por el momento, para todos.
Ucrania se ha convertido hoy en el único país del planeta en el cual el Estado impulsa y financia un batallón que abiertamente reivindica a nazis y que usa sus símbolos y métodos de tortura y de limpieza étnica. Este es el "Regimiento Azov", el mismo actúa en Mariupul, la principal ciudad costera del mar que lleva tal nombre y del Donbás. Sus integrantes saludan levantando la mano como fascistas.
La crisis ucraniana podría provocar un cambio en la estrategia de EEUU pues la Administración Biden estaría estudiando implementar la táctica de la zanahoria en Venezuela. que incluiría la relajación de las restricciones actualmente vigentes sobre el petróleo venezolano para revitalizar la actividad motriz de la economía venezolana.
En el Ángelus del domingo, 6 de marzo, el papa Francisco informó que dos cardenales se encontraban en Ucrania para ser «la presencia no solo del Papa, sino de todo el pueblo cristiano que quiere acercarse y decir: “¡La guerra es una locura! ¡Deténganse, por favor! ¡Miren qué crueldad!”».
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