El ejercicio de la política debía ser el arte del dialogo, pero hay quienes lo entienden como un puro ejercicio del bastonazo y tente tieso contra el adversario, al que consideran más como un enemigo que como alguien con el que establecer cauces dialogantes para la solución de los problemas. En España el Partido Popular, la formación política más corrupta de Europa, tiene proscrita en su vocabulario la palabra “dialogo”. El franquismo sociológico, abundante en su militancia y votantes, les hace incapaces para sentarse en una mesa y establecer unas normas de juego dentro de las establecidas en cualquier democracia. Para el Gobierno del PP no existe nada más que el poderío del ignorante matón de patio de colegio que tan sólo sabe sacar pecho cuando se ve más fuerte que el que tiene frente a él. Y esto es lo que está haciendo con Catalunya y sus dirigentes, aplicarles el estacazo disfrazado de una legislación a la que, con la inestimable y obligada colaboración de unos jueces y fiscales totalmente plegados a las órdenes que reciben desde Moncloa, vienen estirando como una vieja camisa hasta el día en que le revienten las costuras.
Pero no podemos culpar tan sólo a la muchachada de la gaviota carroñera de lo que está sucediendo. Son todos los poderes del Estado, políticos del PP, del PSOE y C’s todos a una contra Catalunya, jueces y fiscales, esa “Brigada Aranzadi” que ha enterrado entre sus togas y puñetas la división de poderes, la mayoría de la intelectualidad española, poderes económicos del Ibex-35 que ponen sus esperanzas y dineros en la caja de la derecha más españolista y más derechona, prensa fiel, esa “Brunete Mediática” que escribe al dictado de Moncloa, el Ejercito que, como recientemente recordó la ministra del ramo, Cospedal, está preparado para intervenir en Catalunya si fuere necesario, las fuerzas del Ministerio del Interior, policía nacional y guardia civil a los que los empresarios murcianos con la aquiescencia del ministro del ramo premian con vacaciones pagadas por apalear catalanes el 1-O, sin tener en cuenta que si aceptan la dadiva podrían, según algunos juristas, incurrir en un delito de soborno, la Iglesia que debe sentir añoranza de aquellos tiempos en los que paseaban bajo palio al dictador Franco, y la Corona que con sus últimos discursos contra Cataluña ha dejado de ser imparcial y ha reclutado más ciudadanos en las filas republicanas que cualquier llamamiento a la militancia de la “libertad, igualdad y fraternidad”.
Los gritos de “a por ellos, oe, oe, oe” que muchos ciudadanos, especialmente del Sur peninsular, gritaban como posesos ante la salida de las tropas de la policía nacional y la guardia civil hacia Catalunya, hicieron mella en los gobernantes españoles. Mariano Rajoy y sus conmilitones abrieron los ojos y comprobaron, una vez más, que la ignorancia y las mentiras que sobre Catalunya habían ido expandiendo por España surtían efecto. En ese grito del “a por ellos” se escondían, al mismo tiempo, un granero de votos favorables al nacionalismo españolista y, en más de un caso, un sentimiento de inferioridad y envidia hacia Catalunya. Todo eso lo ha estado alimentando el Gobierno del PP desde que Rajoy y Esperanza Aguirre salieron en tromba a recoger firmas contra el Estatut que Catalunya había aprobado en referéndum y que había sido refrendado por las Cortes españolas.
Ir contra Catalunya da votos en España, y eso lo saben tanto los partidos de la derecha más recalcitrante y retrograda, como el PP y C’s, como el PSOE, claramente posicionado contra Catalunya y PODEMOS, que antes de las elecciones del 21-D dio un pequeño golpe de estado desde Madrid para descabezar al líder de la organización en Catalunya. Hoy el grito de “a por ellos” es un grito unánime en España, no se escuchan, salvo algunas excepciones, protestas contra la detención preventiva de líderes de la sociedad civil y políticos catalanes, las calles de España siguen vacías de gente protestando por los ataques a la libertad de expresión y contra los medios públicos catalanes que un día si y otro también vienen perpetrando el Gobierno del PP y sus aliados mediáticos y judiciales.
Hoy los ataques a la libertad son contra esos más de dos millones de catalanes que el 21-D, contra lo que perseguía Rajoy, votaron República e Independencia. Mañana esos ataques pueden ir contra cualquiera de todos esos que hoy, callados, ven desde la barrera como las libertades están siendo masacradas en Catalunya, ven en silencio como el PP con sus jueces, fiscales y prensa adicta sigue engañando y mintiendo , especialmente desde las televisiones, a los españoles. TVE, Atresmedia(A-3) y Mediaset(Tele-5) se revuelven cada día en el estercolero de la falsedad siguiendo las órdenes de su “señorito”, ese “emepuntoRajoy” de los papeles de Bárcenas que toda una tropa de jueces y fiscales después de tanto tiempo todavía no han logrado averiguar quién es.
En estos momentos la lucha en Catalunya no es tan sólo por la Independencia y la República, todo eso llegará con el tiempo. La lucha diaria es por la democracia y contra la pérdida de derechos a las que nos está abocando, con la aquiescencia del PSOE, la derecha más ultra que ha existido desde la muerte de Franco.
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