Malagueños famosos pueblan el espacio de la música, la canción, el cine y el teatro. De aquella ciudad de las cien tabernas hemos pasado a la ciudad de los casi cien museos y los muchos artistas.
Pero existe otro mundo en el que también estamos involucrados los malagueños. Un espacio que suena menos, pero que es lo suficientemente eficaz para ser motivo de este segmento de hoy.
El mundo entero está consternado por los asesinatos de cristianos en Etiopía, Nigeria, República Centroafricana, Indonesia, etc. Mientras un montón de malagueños anónimos siguen dando su vida y poniendo en marcha escuelas, consultorios médicos, explotaciones agrícolas, pozos, viviendas dignas, etc., en estos países donde se producen persecuciones de todo tipo. Todo ello como expresión de su compromiso cristiano.
Pocas veces hablamos de esa parroquia malagueña que sigue viva en Caicara del Orinoco, en el país venezolano, de esos “locos” que están trabajando por los niños de Costa de Marfil o llevando alimentos infantiles a Burkina Faso. El otro día viendo un viejo programa de españoles por el mundo me encontré con una vieja (aunque joven de edad) amiga, Pilar Méndez, que andaba por el Chad de la mano de los Misioneros de la Esperanza malagueños. (Mies).
Estos son la avanzadilla de aquellos que nos sentimos responsables de seguir el precepto de predicar el evangelio a todas las gentes. Unos lo hacemos en nuestro metro cuadrado y otros, más libres y más valientes lo hacen en terrenos más difíciles. Nosotros, los del segmento de plata, que ya no tenemos que mantener ningún status, dado que estamos de vuelta de casi todo, podemos seguir el ejemplo de estos valientes y hablar de Dios y de sus cosas con o sin motivo.
Por lo menos recemos porque aquellos que son valientes para proclamar el Evangelio, nos sirvan de testimonio a los que somos más medrosos, que imitemos la vivencia de unos apóstoles que siguen siendo perseguidos por amar a los demás. Ánimo. Se puede. Aunque sea en la corta distancia. Y si somos perseguidos… buena señal.
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