Todos sabemos que la lengua es el producto de una sociedad, y también el reflejo de las relaciones sociales. La ortografía no tiene por qué mostrar la responsabilidad que todos tenemos con relación a las relaciones que establecemos entre hombres y mujeres.
Pretender ser feminista a través del uso de un desdoblamiento de género ortográfico continuado, no tiene otra consecuencia que construir un lenguaje pesado, y al final insoportable. En realidad, es equivocarse en el combate por la igualdad social entre hombres y mujeres. El auténtico combate en cuanto a la igualdad de sexos pasa necesariamente por otro tipo de acciones más concretas y eficaces. Esto no es una cuestión de lenguaje, sino algo más sutil.
El lenguaje inclusivo termina por ser algo ridículo y, sobretodo, muy poco práctico, a la vez que feo y nada literario. Entregándose al combate de las palabras, dejamos de lado la noble lucha por la igualdad entre ambos sexos.
La lengua es una realidad viva que no debe evolucionar a golpe de modas o decretos. La lengua, tanto oral como escrita, tiene sus propias reglas, y añadirle desde fuera elementos de sofisticación es, no solo innecesario, sino imposible.
El desdoblamiento de género en las palabras no siempre está al servicio de las mujeres. Por ejemplo, si decimos de un hombre que es un "zorro", no quiere decir lo mismo si lo ponemos en femenino. Visto en una expresión concreta, este ejemplo quedaría así: "Los nuevos ministros han actuado como auténticos zorros". Pero si lo desdoblamos, entonces la expresión dice cosas diferentes: "Los nuevos ministros y ministras han actuado como auténticoszorros y zorras".
¿No sería más fácil explicar a los ciudadanos, especialmente a los que dicen defender una mayor sensibilidad feminista, que nuestra lengua tiene una historia, que el género masculino predomina sobre el femenino, únicamente en la gramática, pero que en lo social no es así?
Una palabra de función idéntica, tanto para hombres como para mujeres, debe ser vista como algo neutro, y no como masculino. Cada cual debe luego pronunciarse sobre su género. ¿Nos hemos preguntado sobre lo que opinan los intersexuales sobre este debate por feminizar nuestro lenguaje?
Recuerdo que la intersexualidad es una variación orgánica por la cual un individuo presenta discrepancia entre su sexo y sus genitales, poseyendo por tanto características genéticas y fenotípicas propias de varón y de mujer, en grado variable. La Real Academia Española dice claramente que "deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos". Esto en cuanto a la fluidez y economía del lenguaje.
Pero con relación a lo ideológico, la RAE reza así: "es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto".
En definitiva, ¿el nuevo consejo de gobierno es de ministros, ministras o de ambos?
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