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¿Reconciliación, hurgando en las diferencias guerra civilistas? No

“Nos amarga. Hacer la paz es olvidar. Para la reconciliación es necesario que la memoria sea defectuosa y limitada.” Susan Sontag
Miguel Massanet
viernes, 29 de junio de 2018, 06:29 h (CET)

¿A alguno de ustedes que quisiera reconciliarse con alguna persona con la que hubiera tenido diferencias importantes que los hubiera mantenido alejados durante muchos años, se le ocurriría meterle el dedo en el ojo al tiempo que se ofrecía a reconciliarse? No creemos que éste fuera el sistema adecuado para restablecer una relación, interrumpida durante muchos años, con el fin de iniciar una amistad que, seguramente, nunca debió de haberse roto. Sin embargo, en esta nueva época que se ha iniciado con la llegada del señor Pedro Sánchez, a través de la puerta trasera, cómo podríamos calificar conseguir desbancar del poder a un partido que consiguió el mayor número de votos en las pasadas elecciones, mediante el procedimiento, legal, pero poco representativo, de poner en funcionamiento una moción de censura que, en realidad, se resuelve únicamente dentro del ámbito de las Cortes, por votaciones mayoritarias de sus señorías y, en la mayoría de ocasiones, de espaldas a lo que la propia ciudadanía desearía que sucediese.


Choca esta simetría que escuchamos pretenden establecer muchos dirigentes, especialmente entre los de los soberanistas catalanes, quejándose de que el anterior gobierno del PP no se prestó a dialogar, no quiso entrar el discusión de tú a tú con los separatistas catalanes y siempre mantuvo una actitud monolítica respecto a las peticiones de los catalanistas; sin que sean capaces de reconocer que ellos, en todo momento, han establecido sus propias líneas rojas partiendo de una condición irrenunciable que era: la independencia de Cataluña sobre la que se ofrecían a dialogar respecto a los plazos, las formas o las condiciones que estarían dispuestos a acordar con el Gobierno del Estado, con el que se ofrecían a tratar desde la igualdad. Nos choca también que, muchos periodistas, como es el caso del señor Marius Carol, de La Vanguardia, que presumen de ser objetivos y de no inclinarse ni al separatismo ni a las posturas estatales; aunque es evidente que su “corazoncito”, edulcorado por las subvenciones que periódicamente viene recibiendo el grupo Godó de los dirigentes separatistas de la Generalitat, tiene una clara tendencia en favor de la postura soberanista. Este periodista, en su editorial, considera impecable la respuesta que le dio el actual Presidente del gobierno español, señor P.Sánchez, al diputado de ERC en el Parlamento, señor Joan Tardá, en la que, aparte de criticar las acciones unilaterales de los separatistas, argumentando que “la Constitución no es un margen estrecho…” y que sobre el propio Estatut catalán( ¿cuál en realidad, el resultante de los recortes que estableció el TC o aquel que aprobaron en el Congreso en el que se colaron todas cuantas ideas inconstitucionales, que la imprudencia de Rodriguez Zapatero, al ofrecerse a aprobar lo que los nacionalistas decidieran en su Estatut, quisieron introducir para acercarse cada vez más a la autonomía que querían conseguir?), era posible constituir un nuevo consenso a lo que el mismo Pedro Sánchez quiso añadir una especie de mea culpa, cuando añadió “Tenemos que reconocer nuestros errores, también ustedes”, como si ambas partes ( nuestros errores se referían a los que él ha venido achacando al PP, no a los suyos, los del PSOE) tuvieran la misma culpa en el desarrollo de la crisis catalana. Que el señor Carol considere el tono de Sánchez impecable, nos hace pensar que también comparte la idea contenida en la frase de que: los errores del Estado, al no consentir que los separatistas sacaran ventaja de su insubordinación, puedan compararse a los de aquellos que vulnerando e incumpliendo todas las leyes y, principalmente, la misma Carta Magna, vienen pretendiendo que se les conceda la independencia, aunque todo el resto de España esté en contra de semejante barbaridad.


Aunque es evidente que, todo este inicio de legislatura del PSOE, está programado para la gran campaña de intoxicación del pueblo, mediante la cual se van a tocar todos aquellos puntos que crean que van a servirles para ir consiguiendo votantes, aunque sean conscientes de que, con su exigua representación en el Parlamento y la mayoría del PP en el Senado, poco van a poder hacer, salvo el improbable caso de que vuelvan a conseguir la gran mayoría que consiguieron para hacer prosperar la moción de censura. La demagogia siempre ha sido el fuerte de la izquierda verdadera experta en eso de vender el humo de las ilusiones, aunque luego, cuando llega el momento de cumplir sus promesas, es cuando tienen que buscarse excusas para justificar su incapacidad para llevar adelante aquellas promesas que sabían que no estaba en sus manos el poder cumplirlas. Como es natural, siempre se las arreglan para cargarles las responsabilidades de no haber alcanzado sus objetivos a la derecha, un enemigo a quién eso de defenderse de los ataques de la izquierda nunca se le ha dado bien.


Uno piensa ¿cómo va a intentar justificar el señor Sánchez su ofrecimiento de paz, de reconciliación, de olvido del pasado si todos los acuerdos que van tomando están encaminados a ofender, exasperar, disgustar y ponerse en frente a la derecha española, con la que dice estar en condiciones de reconciliarse? Difícilmente puede entenderse que exista el menor deseo de reconciliarse si pretende convertir el gran icono de la derecha franquista, el Valle de los Caídos, en un centro del revanchismo de aquellos que perdieron la Guerra Civil y, contrariamente a lo que se podría esperar de quienes, los pocos que ya quedan, fueron testigos y probablemente perjudicados por los sucesos de aquellos tiempos, siguen manteniendo su rencor vivo, cuando las nuevas generaciones, fruto de las enseñanzas apócrifas de la Memoria Histórica, apenas tienen idea de lo que sucedió en aquellos infaustos años. En todo caso, han querido convertir en un tema de “suma importancia” algo que nadie hubiera pensado que era necesario que se tocara, ya que se había convertido en un refugio completamente inofensivo de los escasos franquistas que todavía quedan en España. Ahora, en cambio, es a la derecha o el centro derecha a los que va a afectar debido a que los socialistas le han querido dar, a esta demolición moral y a la exhumación de los restos del anterior Jefe del Estado español, el general Francisco Franco, el efecto de una verdadera bofetada a la derecha española, a los franquistas y a aquellos que no se acuerdan de quien fue, pero que si se sienten afectados por considerarse ofendidos por un acto de falta de respeto y humanidad a aquellos restos que, quieran o no, representan cuarenta años de nuestra historia, sin que ninguno de estos “valientes” de ahora hubiera tenido la osadía o el valor de enfrentarse a él, que tuvo el honor de morir, de viejo, en la cama.


Tampoco creemos que le haya procurado muchos amigos sus recientes intentos de subir la cotización de la seguridad eliminando los topes existentes antes, por lo que se limitaban las bases de cotización de aquellos que, por pertenecer al grupo de los técnicos o de los directivos de las empresas, sus salarios superaban una cantidad máxima por la que se podía cotizar. Quedará por ver si lo del aumento de las pensiones, el pago de los atrasos prometidos por lo dejado de percibir a causa de los aumentos del 0’25% que se han concedido en los últimos años y que ahora parece que se van a incrementar hasta lo que represente el coste de vida, algo que en un principio puede considerarse como de justicia, pero que falta ver si, el Estado español, está en condiciones de soportar el coste que va a representar estos aumentos sin que ello aumente el déficit público o que la deuda pública sobrepase los límites que nos tienen fijados en la CE a la que pertenecemos, al menos hasta que se den cuenta de que el nuevo gobierno se está extralimitando en los gastos que se deriven de las mejoras sociales que, con el objetivo de ganar adeptos al socialismo, se van a poner en marcha, aunque se sepa que ello nos va a conducir a lo que fue la causa de la caída de Zapatero, la situación de pre-quiebra en la que colocó a la nación española a finales del año 2011, lo que motivó la convocatoria de elecciones para pasarle la patata caliente el PP del señor Rajoy.


Por si fuera poco, en esta caso formando parte de los compromisos adquiridos con los vascos y catalanes para conseguir su apoyo a la moción de censura que lo llevó al gobierno, se ha puesto en marcha algo que, durante años, ha constituido uno de los tabúes para todos los gobiernos que tuvieron que convivir con las atrocidades de la banda ETA y que, cuando han dejado de matar, se ha mantenido para todos aquellos presos que no han querido abjurar de sus crímenes, pedir perdón a las víctimas y demostrar que están arrepentidos de haber cometido aquellos actos vandálicos que los llevaron a las cárceles. El acercamiento de los presos etarras y, de retruque, el de los presos catalanes que preventivamente fueron encarcelados y que ahora, ya han estado enjuiciados, lo que les va a suponer el perder todos sus cargos y privilegios políticos, quedando inhabilitados para continuar en ellos, pendiente de lo que resulte del juicio que se va a tramitar por presuntos autores de delitos de sublevación, prevaricación, malversación de caudales públicos y secesión. La reacción de todos aquellos que, de una forma u otra, directa o indirectamente, fueron víctimas de la barbarie de la banda etarra, se han mostrado unánimemente sorprendidos por la cacicada del señor Sánchez que, con ello y con la predisposición manifestada a entablar conversaciones con los separatistas, no sabemos si para tragarse las declaraciones que hizo cuando se puso en marcha el 155, manifestándose en contra de los separatistas y partidario de no ceder ante sus pretensiones, o bien para darles a los dirigentes separatistas, con el señor Torra, el pedigüeño separatista que no se ha enterado de que, los que están ingresados en prisión pendientes de ser juzgados lo están, precisamente, por intentar lo mismo que ahora, este sujeto inconsciente, intenta volver a poner sobre el tapete político. Error sobre error, reincidencia sobre reincidencia, temeridad sobre temeridad parece como, si la aplicación y las consecuencias del 155 ( no las que muchos hubiéramos deseado que fueran) no hubieran tenido lugar en la comunidad catalana que, aquellos hechos que dieron lugar a que el Estado español tomara cartas en el asunto imponiendo un estado de intervención de la comunidad catalana, nunca hubiera sucedido y, los mismos separatistas, con distintas personalidades pero con los mismos intereses y reivindicaciones independentistas, estuvieran reproduciendo, de la A a la Z, como si los actuales inquilinos de las cárceles españolas y los prófugos huidos a Bélgica, Suiza y Alemania, se hubieran reinventado en los Torra y el resto de seguidores que ahora ocupan sus puestos en la Asamblea y la Generalitat catalana.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, es como vemos con todo el estupor del mundo como el señor P.Sánchez, un líder cuyo partido apoyó la aplicación del 155 y la unidad de España, ahora, en otro clima social y ocupando el puesto de responsable del Gobierno español, parece dispuesto a negociar aquellos puntos que, anteriormente, rechazaba de plan; lo que pudiera significar que, al fin y al cabo, tanto los crímenes de ETA como la revolución catalana, les supusieran beneficios para ambas autonomías que, si algo han tenido durante los años transcurrido de régimen democrático, ha sido el ser las más privilegiadas de todo el sistema autonómico español.

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Para mí es de interés público contar con contenidos legibles que sean una contribución a la cultura, la información, el debate y el entretenimiento entre todos los españoles. No creo que la respuesta en este siglo digital sea el canal de televisión cerrado, es decir, el de pago. Es bien cierto que prácticamente todos los hogares cuentan con al menos un televisor, pero ese no es el único instrumento para ver contenidos de toda índole.

 
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