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Etiquetas | Cádiz | Política

De los enigmas, las bombas y Cádiz

La primera claudicación es la primera de la serie
Mario López
domingo, 9 de septiembre de 2018, 09:54 h (CET)

Pienso que la sociedad es una fábrica de dilemas y presuponemos que la política debería resolverlos. La resolución de un dilema es siempre traumática, pues pasa por perjudicar un principio o interés en favor de otro; o preservamos la vida del cordero o nos lo comemos, o nos hacemos animalistas o defensores de la tradición segoviana. Dos cosas antagónicas no se pueden defender a la vez.


También pienso que una sociedad que pretende basarse en valores éticos, lo primero que tiene que decidir es qué cosa es contingente y cuál permanente; es decir, qué cosa puede suceder o no, al albur de las circunstancias, y qué otra cosa debe suceder sí o sí. En una sociedad civilizada, entiendo que el trabajo es contingente (y no es que lo diga yo, es que se acredita a diario) y la vida, permanente. Este razonamiento me lleva a afirmarme en la convicción de que cualquier dilema que enfrente la vida al trabajo, siempre se tendrá que resolver a favor de la vida.

Si la política ha de encargarse de resolver los dilemas que plantea la sociedad, está claro que cualquier política ha de salvaguardar como prioridad inexcusable la vida. No parece que este sea el planteamiento que se ha hecho el alcalde de Cádiz, Quichi. En primer lugar, no ha planteado el dilema en sus justos términos, trabajo-desarme, sino en los términos engañosos de “comer”-desarme. Con todo lo dramático que pueda ser (y lo es) la falta de trabajo, esta circunstancia no lleva necesariamente aparejada la muerte por inanición; sin embargo, la venta de armamento que sirve para que Arabia bombardee Yemen, si condena a la muerte a miles de inocentes yemeníes.

Quichi ha priorizado lo contingente (el trabajo) sobre lo permanente (la vida); ha hecho justo lo contrario de lo que se debe hacer para construir y mantener una sociedad con valores éticos. Y lo más triste del caso es que precisamente Podemos se ha metido en la política institucional para, fundamentalmente, hacer de la nuestra una sociedad con valores. Tengamos cuidado de claudicar porque la primera claudicación es la primera de la serie. 

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