Leo en la prensa local la relación de sacerdotes que llevan cincuenta años ejerciendo su ministerio en la Diócesis de Málaga. Entre ellos -muchos conocidos, son de mi quinta- se encuentra mi amigo –que digo, mi hermano- Sergio Ferrero.
Sergio es un cura nacido en Valencia dentro de una familia “de posibles” a la que abandonó pronto para integrarse en una comunidad de frailes: los Pasionistas. Esta comunidad da carácter. A casi todos, los que conozco, que han recibido su formación se les nota una impronta especial. Sergio es el prototipo de los mismos.
Hubiera sido un maestro del renacimiento. Es artista por los cuatro costados. Dice que le hubiera gustado ser médico o actor. Ambas disciplinas las ha ejercido. Medico de almas y de espíritu; actor comprometido con sus roles. Doctorado en Comillas, Viceprovincial en su comunidad. Visitante de sus frailes en la América latina. Posteriormente se incardina en la diócesis malacitana como cura raso. Crea la parroquia de Santa María Goretti en unos bajos comerciales de la zona. Entonces le conozco y comienzo a trabajar con él. Párroco de Casabermeja, del Buen Pastor, primer párroco de San Ramón. Consiliario de Cursillos de Cristiandad. Director-fundador del Teléfono de la Esperanza. Etc. Etc.
Mientras, su vena de artista sigue moviendo sus impulsos vitales. El mejor belenista que conozco realiza creaciones innovadoras en ese campo que le llevan a ganar diversos premios provinciales y locales. Excelente pintor y maravilloso ceramista, especializado en murales realizados con teselas. Fundador y director de la escuela de artes plásticas de Casabermeja. Director del grupo de teatro “el carromato”. Asesor religioso y “párroco” de los feriantes y circos que vienen a nuestra ciudad. Capellán de Colichet y del Buen Samaritano. Y sobre todo un amigo. Siempre preparado a escucharte… aunque ahora está un poco sordo.
Sergio ha pasado una mala racha de salud. Ha tenido que volver a su Valencia natal para ser operado en varias ocasiones de distintas dolencias. Lo ha pasado mal. Pero ha renacido de sus dolamas como siempre. No se si podremos realizar algún día nuestro sueño. Recorrer los pueblos en una carreta predicando la palabra de Dios. Quién lo sabe. Enhorabuena Sergio. Cincuenta años de cura bien aprovechados.
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