Aún no han empezado a hacer chascarrillos en el Congreso de los Diputados y ya hay fuertes críticas contra algunas medidas, además de contradicciones. No hay más que echar un vistazo a los comentarios empresariales y al caos que ha generado la nueva ley de registros de horarios que ha puesto en marcha el Gobierno. A ello hay que añadir otras medidas ya adoptadas durante los “viernes negros” de las ministras de Pedro ‘Plagio’ Sánchez durante la campaña electoral. Algunas de estas señoras han esputado hacia arriba y ahora comprueban que ellas mismas reciben la propia porquería.
De momento, las empresas ya se han organizado para abordar ese bodrio de ley de registros de horarios; una ley que nace de la contradicción de la “ministra ruleta”, como se conoce a la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. Los complejos de la señora ministra y la demostrada medida absurda han llevado a que no tardara en amenazar al empresariado porque nadie se lo ha tomado en serio. Sin duda es una ley que no mejora nada y que facilita la ocultación de horas extras, el pago de las mismas y la rescisión de contratos de trabajo. No vamos a tardar en ver las consecuencias. Gracias a ese bodrio de ley, trabajadores y empresarios han llegado a acuerdos que, de otra forma, no lo hubieran hechos; se trata de unir fuerzas cuando se perjudica innecesariamente a las partes.
Va a ser una ley de mofa por muchos motivos, a pesar de que alberga un sistema flexible para las diferentes situaciones: el teletrabajo, trabajos en el extranjero, trabajos en el mismo país que requieren de amplios horarios, altos cargos en situaciones especiales… Pero todo eso tiene un “PERO” clave: el partido socialista se negó rotundamente a que se estableciera un control horario o registro de trabajo en el Congreso de los Diputados. Y precisamente eso es lo que ha hartado a empresarios, autónomos y trabajadores. Lo peor de todo es que los sindicatos de clase se han bajado los pantalones hasta los tobillos, a cambio de nueve millones de euros: solo falta que se lo gasten en burdeles como los sindicatos y altos cargos andaluces de los gobiernos de la sultana.
Confío en que la Mesa del Congreso se tome en serio su trabajo y, cuanto antes, una vez constituida, establezca algún mecanismo de control para eliminar los abusos de los parlamentarios. Las jornadas laborales para muchos de estos “padrastros de la patria” son lupanares del ocio y diversión, donde lo mismo muestran una impresora (recuerden al progolpista, Rufián), una herradura, una pancarta, una camiseta con mensaje o cualquier estupidez que se les ocurra. Además ese control debe extenderse a los “curritos” de la institución porque empieza a oler mal desde hace tiempo. Me parecen bien que, tanto Senado como Congreso, tengan sus propios estatutos y otras normas de funcionamiento, pero…..¿acaso no las tienen las empresas, los colegios, las clínicas…? Jugamos todos o rompemos la baraja.
Nuestro Congreso de los Diputados parece un desierto en muchas ocasiones, pero se justifican aludiendo a que los diputados pueden estar en comisiones, mesas redondas, trabajando en sus despachos o…, como decía Jordi Évole: “¡De putas, en el bar o en verbenas varias!” ¿Recuerdan ustedes a Groucho Marx y lo que decía de la política? Pues ahí va. Nunca tan certera apreciación dio tanto de sí: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Pues, eso mismo.
Entre las excepciones de trabajadores para el registro están los diputados. ¡Ya es coña y mala fe! No solo demuestran un cada vez más bajo nivel de formación en el Congreso sino que, además, se preocupan de cuestiones que en nada mejoran la sociedad, buscan innecesarios problemas, están en otra onda, son destinatarios de memes y chistes, se entretienen con infructíferos debates…. ¿Y no entienden por qué gozan de tan poco aprecio y crédito entre la población? Han llenado el parlamento de pijiprogres, perroflautas, proetarras, progolpistas, mediocres de castaña y media, catedráticos de la estupidez, fantasmas del sentido común… ¡Ah, se me olvidaba! Sepan ustedes que estos nuevos diputados, que ahora discuten por su colocación en el hemiciclo, van a cobrar casi 4.000€ mensuales, recibirán gratis un iPad más un iPhone y dinero para taxis; algo así como tres o cuatro mil euritos más y lo que subyace.
|