Sin haber podido lograr el Brexit (salida británica de la Unión Europea) la mandataria da paso al Mayexit (salida de May del liderazgo conservador y luego del premierato británico), hoy, viernes 7 de junio, Theresa May deja el liderazgo de los conservadores y se mantiene como primera ministra interina hasta que su partido escoja su sucesor. Ese mismo día se anuncia formalmente las inscripciones para los candidatos que quieran reemplazarla en el cargo, proceso que se cierra el 10 de junio. Luego se dan una serie de rondas de votaciones, descartándose en cada una a los menos votados, hasta que al final solo queden 2 finalistas.
Para fines de julio debemos tener un nuevo gobierno británico. El Reino Unido se precia de ser una de las democracias más antiguas del mundo, pero tiene un sistema de elección de su gobernante muy diferente al de cualquier república. El jefe de Estado y la Cámara alta en ese país nunca han sido electos. Cada uno de los 650 distritos electorales vota por su miembro en la cámara de los comunes, sistema que filtra el ingreso de partidos menores y que hace que solamente los dos mayores partidos acaparan casi el 90% del parlamento (conservadores y laboristas).
La reina invita a su palacio al líder o lideresa del partido que pueda comandar una mayoría parlamentaria absoluta. Elizabeth II ha invitado a los conservadores tras que ganaron las elecciones del 2010, 2015 y 2017, como antes invitó a los laboristas cuando ganaron las de 1997, 2001 y 2005.
Tras la renuncia de May al liderazgo partidario los conservadores se han vuelto a quedar sin un jefe y en las próximas 8 semanas deben dedicarse a seleccionar a quien van a proponer a la reina para que sea su nuevo primer ministro.
Solamente pueden postularse para líder conservador y votar en esta fase los 313 miembros de la cámara de los comunes de dicho partido. Ninguno de los anteriores primeros ministros tories vivos (como David Cameron o John Major), ninguno de los miembros de la cámara de los lores, de las asambleas de Londres o de Gales, del parlamento de Escocia o del parlamento europeo, y ninguno de los miles de concejales de este partido pueden ser nominados y no participan en el proceso de selección.
Una vez que la bancada parlamentaria conservadora va eliminando gradualmente a los menos votados y al final quedan dos finalistas, se les permite a los 150,000 militantes conservadores dirimir entre los dos más votados. Ellos podrá votar durante toda la última semana de julio.
Así un partido que tiene menos del 0.3% de la población y donde la mayoría de sus militantes son adultos mayores, varones y blancos, es quien escoge al gobernante, al margen del 99.7% restante.
Los conservadores vienen de recibir su peor derrota electoral donde sacaron menos del 9% a nivel nacional, quedaron en quinto lugar y perdieron en todos los 350 distritos electorales. Pese a ello es la membrecía de esta fuerza la que tiene en sus manos la elección del nuevo gobernante.
Cuando a fines de julio los conservadores elijan a su nuevo líder éste debe lograr un acuerdo con otra bancada a fin de conseguir una mayoría parlamentaria absoluta, siendo el Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte la primera puerta a tocar.
Un problema serio que tienen los conservadores es que aunque ellos logren elegir a un nuevo líder este último no las tiene todas aseguradas. Los tories controlan un 48% de la cámara de los comunes y necesitan de un 50% más uno para gobernar. Por el momento han conseguido ajustadamente ello gracias al pacto con el Partido Unionista Democrático (DUP).
Si el nuevo líder conservador logra ello entonces la reina le invita a una reunión privada y secreta en su palacio a fin de nombrarlo como su primer ministro. Si no logra tal 50% más 1 hay 2 semanas para negociar, y si no se llaman a elecciones generales adelantadas.
De allí quedan pocos días laborables para el 31 de octubre, fecha límite fijada por la UE para la salida de UK. Julio y Agosto son meses de vacaciones parlamentarias. El nuevo primer ministro debería lograr un acuerdo por mayoría parlamentaria absoluta para salirse de la UE antes de esa fecha. Si no lo hace puede recurrir a pedirle directamente a la reina que implemente dicha salida, pero eso puede generar una rebelión del parlamento.
Basta con que los unionistas no acepten un nuevo plan o que una parte aunque pequeña del conservadurismo no acepte el tipo de Brexit que plantee el o la nuevo primer ministro o que no respalde el mensaje de la reina escrito y delineado por el nuevo gobierno, para que el primer ministro pueda caer y se abra paso a nuevas elecciones internas dentro de los tories para que estos en un plazo de dos semanas acuerden un nuevo líder aceptable a la corona y al parlamento, o se las adelanten elecciones generales.
En caso de convocarse a éstas los conservadores teme perder el poder y quedar muy reducidos. Buena parte de su electorado antieuropeo puede inclinarse hacia el Partido del Brexit y de quienes son pro-europeos hacia el liberalismo-democrático. Todo ello mientras que Jeremy Corbyn puede terminar llevando a los laboristas al poder.
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