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Ricardo Reina, un autor a caballo entre J.R.R.Tolkien y Michael Ende

La novela de Ricardo Reina tiene vida propia, y leerla, es también leernos
Eva Fraile Rodríguez
miércoles, 12 de junio de 2019, 15:23 h (CET)

Ricardo Reina es el autor de Cartas a Thyrsá, un libro de fantasía romántica muy especial que parece escrito entre J.R.R. Tolkien y Michael Ende. Esta novela es la primera parte de una saga que nos hará viajar por lugares mágicos, ancestrales, que incluso podemos reconocer como nuestros propios. Y es que la novela de Ricardo Reina tiene vida propia, y leerla, es también leernos.

Bienvenido, Ricardo. Un placer tenerte aquí.


Gracias a ti por darme la oportunidad de poder expresar este puñado de sentimientos y de darme la oportunidad de explicar en qué consiste el mundo de Thyrsá.

Cuéntanos con tus palabras de qué trata tu novela.


Mi novela correspondería en género a las grandes epopeyas antiguas, es un viaje cuyo principal destino es el encuentro con el AMOR en mayúsculas; «la desesperante demanda que nos empuja a su encuentro antes de nuestra conclusión». Por encima de vicisitudes y de infortunios está el romance, esa composición suave que conforme avanzamos en la obra va creciendo hasta convertirse en pura pasión, sin atenuantes de ningún tipo.

Nos has dicho que es una novela que habla, sobre todo, del amor. ¿Cuánto ha volcado el autor de sí mismo en esta novela?

La novela correspondería a varias etapas de mi vida, momentos que experimenté mientras la escribía. El principal de ellos sería el proceso de terapia durante mi formación como arteterapeuta en El Caminante en Málaga, otras la búsqueda de una respuesta desesperada que dotara de un sentido a mi vida, tras sufrir varias caídas en el intento. Eso me hizo viajar mucho y buscar nuevos horizontes, tanto exteriores como interiores.

Una de las cosas que más me sorprenden de la novela, es la descripción tan detallada de lugares mágicos imaginarios. ¿Cómo lo has hecho?


Todos los lugares que se describen en la obra son reales, ese es el secreto. He creado la trama, los personajes, aunque de estos también tendríamos que hablar largo y tendido, pero los paisajes son aquellos en los que he tenido una experiencia “especial”, por decírtelo de la manera más fácil y descifrable posible.

Creo que la propia construcción de la novela es también bastante mágica. ¿Dónde escribiste la novela? ¿Cómo fue el proceso?

La novela se escribió en muchos lugares, y todos ellos en España, y es que nuestro país es un territorio mágico con mayúsculas. Desde el Valadouro (Valle de Oro) al norte de Lugo, hasta los montes de Málaga o la Alpujarra granadina, pasando por Soria, algunas aldeas de Segovia y la provincia de Burgos; una larga lista que ahora me es difícil de enumerar. “He andado mucho buscando camino” nos dijo un día don Antonio Machado.

¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir esta novela?

No se ocurrió, el proceso me llevó a ella. La novela me buscó a mí, aunque suene pretencioso el decirlo. Al principio, pequeños párrafos escritos casi de manera automática, para luego ir configurándose una trama y su argumento. Escribía pequeños textos en una web llamada “La Casa de la Luna” cuando existía Msn Groups, un lugar de encuentro fabuloso, preámbulo de las redes sociales, tal como las conocemos hoy.

Hay toques filosóficos y reflexivos. ¿Qué mensaje quieres transmitir al lector?


Que aún estamos a tiempo de salvar el planeta y lo que es más importante; salvarnos a nosotros mismos. Hemos metido una velocidad inconcebible, nos encontramos al borde de un precipicio que nos puede hacer derrapar y tirar al traste todo lo que hemos conseguido. Existe una manera más sencilla de vivir y lo más importante; ofrecer una respuesta más correcta al estímulo que nos aborda a cada instante. Todo es mucho más simple, la vida es mucho más humilde a como nos la montamos a diario, no me explayaré filosóficamente, tan solo diré que he recurrido al modelo clásico que me enseñaron los antiguos para poder contar la historia. Un largo viaje cargado de aguas revueltas, donde lo mitológico se mezcla con lo cotidiano. En este caso; Cartas a Thyrsá guarda un catálogo de emociones en cada capítulo, por eso llega tanto.

¿Cuáles han sido tus fuentes de inspiración?


Principalmente J. R. Tolkien, nos parecemos en conducta, me encanta charlar, debatir, acompañarme de un buen vino, aunque en caso del maestro Tolkien; de buena yerba y de té. Ya en serio, aparte del humor tan necesario en la obra, los clásicos de los que te he hablado antes; Cervantes, Homero, Gilgamesh, el ciclo Artúrico, y el aroma inconfundible de Al Ándalus durante sus momentos de esplendor y leyenda, tan cercanos geográficamente a mí.

¿Qué otros libros, películas, o fuentes culturales están emparentadas con tu novela desde tu punto de vista?

Durante el proceso de revisión de la obra me llegué a obsesionar con que no se pareciese a otra que hubiese sido publicada, que mantuviese su autonomía literaria. Guardando las distancias se acercaría a la Historia Interminable de Michael Ende, aunque literariamente como forma y estilo literario no se parezcan en nada. Pero considero que Michael Ende se sumergió en una locura al escribir su libro, al igual que yo el mío.

Ricardo, ¿crees que los lugares mágicos de los que hablas en tu libro pueden existir en la Tierra? ¿Existe más de lo que vemos en la Tierra?


Primero hay que buscar dentro; “en el latido de nuestro corazón y el recorrido de nuestra sangre”, tal como dijera Herman Hesse en Demian. Una vez pasado por cierto proceso de limpieza interior, se puede llegar a ver dónde otros no lo hacen.

Muchas gracias, Ricardo, por responder estas preguntas.

La novela se puede encontrar en la página web de la editorial, Ex Libric, o en plataformas como Amazon.

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