No se que pensarán de nosotros aquellos que, por no responder a los cánones establecidos, consideramos como “distintos”. Para ellos, nosotros somos “diferentes”.
Menos mal que, gracias a las reivindicaciones de sus familiares, sus terapeutas y la sociedad en general, se ha abandonado casi completamente el lenguaje agresivo e injusto con el que se les denominaba. En boca de todos aparecían los adjetivos descalificativos que comenzaban por “a” o por “sub”.
Sin embargo seguimos cayendo en el error de, bajo una falsa actitud defensiva, impedir la integración de aquellos niños, jóvenes y mayores “diferentes”, por considerar su presencia lesiva para los “normales”. Hemos leído en la prensa un caso reciente.
Hasta hace unos días hemos estado visionando una serie de televisión protagonizada por “El Langui” y el malagueño Pablo Pineda en el que han demostrado suficientemente su capacidad de integración, e incluso su ejemplo, para todos nosotros. Por cierto ellos dejaban una plaza en su “Donde comen dos…” para alguna persona que no tenía que estar incapacitado forzosamente. Ellos le aceptaban inmediatamente.
Durante los últimos años he participado activamente en un proyecto de la Obra Social Marista bajo el nombre de Suman 2 mas. Mi labor ha sido muy sencilla; ayudarles a preparar las oposiciones a subalternos de Administraciones Públicas bajo el apartado de discapacitados –pero capacitados para muchas cosas- de diverso tipo. En mis largos años de contacto con la docencia jamás he encontrado unos jóvenes más interesados en su formación y más constantes en su asistencia. He aprendido de ellos mucho más que ellos lo han hecho de mí. Me aceptaron como uno más desde el primer momento.
La buena noticia de hoy es que, a día de hoy, dos de ellos ya han adquirido sus plazas de funcionarios subalternos de la administración. Su vida ha dado un vuelco total y sirven de ejemplo como tantos otros que, como el Langui y Pineda han esbozado un corte de mangas a la intolerancia abriendo de par en par las puertas a la integración total.
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