Recientemente en un artículo, yo decía que Pedro Sánchez no dice más desatinos ni comete más yerros porque no le da tiempo. Confieso que me equivoqué. A Pedro Sánchez le sobra tiempo para estar continuamente saltándose la barrera de la sensatez y del buen juicio. ¿Tendrá averiadas algunas neuronas?
Recuerdo que, cuando era pequeño y hablaba alguna tontería, mi madre me decía: “Eso, tu ábrete boca y di lo que quieras”. Esto me valió para que, antes de hablar, pensase qué iba a decir para que nadie me considerara un sandio. A Pedro no debieron de decirle de pequeño nada de eso, y así expresa y hace lo primero que se le ocurre, sin medir las consecuencias que pueda tener.
Nuestro insigne Quevedo, en la epístola escrita al Conde-Duque de Olivares, formulaba las siguientes preguntas: ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Sánchez contestaría con rotundas negativas, pues desde que lo conocemos nunca siente lo que dice y jamás dice lo que siente.
Nos tiene acostumbrados, a la mayoría de los españoles, a que pongamos en cuarentena todo lo que pronuncia o las actuaciones que propone.
Dentro de la serie de consultas que está realizando para buscar apoyo a fin de elaborar una propuesta de gobierno, en la reunión celebrada con los representantes de las organizaciones del ámbito de la España despoblada, ha planteado la posibilidad de que algunas instituciones gubernamentales sean trasladadas a provincias del interior como medida para frenar el despoblamiento de esos lugares.
Tendríamos que aplicarle el: “Ábrete boca y dí lo que quieras”. ¿Dónde tienes la sensatez, Pedro? ¿Se te ha ocurrido pensar el coste económico y humano que puede suponer eso? ¿Dónde están los cientos de asesores que tienes, y qué te han dicho? ¿A qué ciudad o pueblo del interior vas a trasladar un Ministerio, una Dirección General, o cualquier organismo gubernamental? Tendrás que contar primero con que el lugar que escojas tenga las suficientes infraestructuras para poder hacer frente a lo que supone hacer un cambio de esta envergadura.
¿Has contado con que los funcionarios que desempeñen las tareas correspondientes estén de acuerdo con levantar su casa, trasladar a su familia, buscar colegio para sus hijos y lugares de esparcimiento y ocio para ellos, o es que las funciones necesarias las desempeñarán los naturales de la localidad y despedirás a los que tienen su plaza, la mayoría por oposición, de trabajadores del Estado? ¿Has hablado con los directivos de la Central Sindical Independiente de Funcionarios? con el CISF, para entendernos.
¿Vas a repoblar sitios con habitantes que desarraigarás de otras localidades a las que mermarás su población? Vamos, hombre, vamos. La sensatez se ha de imponer sobre todo.
Creo que no has pensado lo que has dicho, ni has dicho lo que has pensado. ¿Acaso será un señuelo para ganarte voluntades?
¿Te has inspirado en lo que hizo Franco en la repoblación de las Regiones desvastadas?
Éste, sí que llevó a cago una repoblación, pero bien pensada y organizada, creando primero las infraestructuras y llevando después a los habitantes. Desde 1940 hasta 1970, generó 300 nuevos poblados (sí aquellos a cuya mayoría pusieron de apellido Franco, o Caudillo) en 27 provincias españolas y consiguió que 55.000 familias (aproximadamente unos 275.000 habitantes, contando cinco miembros por familia. Entonces el índice de natalidad era mucho más alto que el de ahora) se trasladasen voluntariamente, muchas pugnaron por ello, a las nuevas localidades donde contaron con casas y tierras de regadío. Mira Pedro, ese denostado dictador, cuya tumba te propones profanar (no hay mayor entretenimiento para la plebe que echarle carnaza. Ya lo sabían los emperadores romanos con su “panem et circenses”. Tu das espectáculos, no pan), durante sus años de gobierno, es decir de 1936 a 1975, realizó el mayor esfuerzo reformista y la mayor transformación social y económica vivida por España desde el reinado de Carlos III, en el Siglo XVIII. Sí hombre, sí, el que creó las localidades de la Carlota, La Carolina y tantas otras, y trajo para repoblarlas alemanes, italianos y centro-europeos con la condición de que fuesen católicos y no unos facinerosos.
Mira Pedro, los romanos decían nihil novum sub sole, o sea no hay nada nuevo bajo el sol, lo que quiere decir que todo está inventado.
Para construir una nueva etapa de la Historia hay que estar muy preparado para ello, tener los pies bien afirmados en el suelo, no soñar quimeras, y acometer la nueva modificación contando con todos los medios posibles para ello y no vender humo.
De sobra sabemos que el único propósito que te mueve es mantener tu sillón en la Moncloa y que el bien de los españoles te importa un ardite, pero hombre piensa en los demás a quienes a lo mejor no les interesa que te mantengas en el machito, pues la última traición que has cometido es consentir el gobierno de Chívite en Navarra, con la aquiescencia de los herederos de ETA.
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