Unos días para que se cumpla el primer centenario del nacimiento de nuestro escritor afamado del último siglo, nacería en un 24 de septiembre de 2019, y todo son homenajes para celebrar su prosa y sus narraciones especiales manchegas, con un género policial particular que le hizo famoso, incluso en las pantallas.
Si genialidad es que cabalgue por La Mancha un caballero andante enamorado, genialidad es que destripe un policía local los casos delictivos en Tomelloso, donde ignoramos el índice actual de criminalidad, pero intuimos que nunca ha sido alto, y sin embargo ahí estaba Plinio, solucionando problemas del pueblo como un robo de jamones o un suicidio.
Francisco García Pavón fue escritor, profesor de Literatura, bibliotecario de su localidad, catedrático de Arte Dramático, director de editorial, director del Teatro Español de Madrid, con todo ese currículum, y su buen hacer, era muy posible dedicarse a la literatura y hacerlo bien. Fue muy premiado y reconocido en nuestro país, además de hacer famoso a su personaje principal, Plinio.
Se habla de la cocina de El Quijote, se habla de la cocina de Pavón, más paralelismos, si a Cervantes se le hacen homenajes, a García Pavón se le repiten: Los escritores actuales se pavonean, con un guiño de la Editorial Casa Ruiz Morote de Ciudad Real y de los coordinadores Antonio L. Galán Gall, y Sonia García Soubriet, la propia hija del escritor, escritora también. Si nuestra tierra es zona de albergar a muchos poetas, no ocurre lo mismo con los escasos narradores, hasta 21 se dan cita en el libro, entre otros Esteban Rodríguez Ruiz, José Ramón Cabezas, el mismo Antonio Galán, Pedro Antonio González Moreno, Juan Martín, etc.
Pero volviendo a Plinio: Actualmente, una Comisaría de Policía en Madrid es bien llevada por actores españoles en televisión, se convierte en una serie de ficción de sobremesa, Servir y proteger, pero ubicada en Madrid, donde los casos se suceden uno tras otro, al tener más población.
Recuerdo cómo mi padre disfrutaba con la serie Plinio tras el duro trabajo, todos en familia frente al televisor, cuando no había series grabadas con la posibilidad de verlas a deshora. Eran los años 70, los televidentes, niños y mayores, escuchábamos esa manera de hablar, veíamos el espejo que nos mostraba una realidad cercana, de nuestro barrio, pero en la tele.
El actor protagonista que encarnó a Plinio, el gallego Antonio Casal, fallecido en 1974, padre de la actriz María Casal, se hizo como nadie con su personaje, aunque reconocemos que la base del inteligente policía la construye Pavón a partir de una charla con un alcalde. Y si el personaje nace de un diálogo concreto, se nutre luego con los diálogos de don Lotario (estructura quijotesca-sanchopancesca), y si se llamó Plinio, fue por tomar el nombre de un profesor de latín muy gordo y de manos sudorosas.
Tertuliano del Café Gijón en su vida madrileña, García Pavón revive ahora en su centenario, mientras recuerdo la risa de mi padre viendo la tele.
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