Quiero comentar la cifra de voluntarios que hay en España. Casi un siete por ciento de los españolitos de a pie dedican parte de sus vidas a ayudar a los demás. Esta cifra la esgrimía –y no sin razón- el Padre Ángel en la conferencia dictada el pasado viernes en Málaga.
Desde hace casi cincuenta años vivo en presente las actividades de los diversos movimientos, asociaciones y ONGs que hacen más llevadera la vida de los enfermos, los niños, los ancianos y las familias más necesitadas. Esta circunstancia me hace valorar en su justa medida el progreso de en la sensibilización de los españoles en el servicio a la comunidad.
Pero… siempre hay un pero. Uno de los argumentos del Padre Ángel que más me impresionó, fue la constatación de una realidad que nos tiene que hacer pensar. Desde la posguerra España ha crecido en todos los aspectos de forma espectacular. La ciencia la industria y, sobre todo, las comunicaciones, se han multiplicado de forma exponencial. La vida diaria ha cambiado en función de los últimos descubrimientos de la domótica y la llegada a la gran mayoría de la población de los ordenadores, tablets e inalámbricos. Pero se siguen viendo colas en las Parroquias, los comedores sociales y las entidades de reparto para recibir ayuda. ¡Como un nuevo Auxilio Social redivivo! ¿Hasta cuando?
La buena noticia de hoy me la transmiten esos seis millones de voluntarios entre los que se encuentra la responsable de ese grupo de niños de la calle que se encuentran acogidos en Melilla por la Asociación Nana. Ha conseguido hacer visible la situación de esos niños con su actuación en un programa de televisión; nos ha hecho pensar, una vez más, en la vergüenza que debemos sentir los países “avanzados” ante este tipo de situaciones.
|