Cuando estalló el caso Gürtel y entre las decenas de cargos imputados en el sumario apareció el nombre del entonces senador por Cantabria y tesorero del partido Luís Bárcenas, más conocido como Luís el Cabrón por sus “sobrecogedores” conmilitones del Partido Popular, la mayoría de la cúpula dirigente del partido salió en su defensa alabando su integridad moral y su trabajo como amo y señor de los dineros del partido, incluso el hoy Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se atrevió a decir que nunca nadie podría demostrar culpabilidad alguna de Bárcenas, hoy las unidades de quemados de los hospitales más cercanos a la sede de la calle Génova están llenas de todos aquellos que, en su día, pusieron la mano en el fuego por Luís Bárcenas, al que ahora, luego de su última declaración ante el juez Ruz si que pueden tildar, y con una cierta razón, de “el cabrón” pues les ha hecho una jugarreta dejándoles con el culo al aire.
Se veía venir, mientras Bárcenas se paseaba libremente por Madrid e incluso marchaba a sus asuntos y a esquiar en lejanos países todo andaba bien en el Partido Popular, no había miedo a que se fuera de la boca ya que se sentía protegido por sus “amiguitos del alma”, incluso el mismo Mariano Rajoy le había enviado mensajes de ánimo hasta el comienzo de la primavera. El ex tesorero iba y venía siempre con su carpeta bajo el brazo, acudía a los juzgados y contaba misteriosas historias al juez hasta que a su señoría, ante tanta desfachatez, se le hincharon las puñetas de la bocamanga de la toga y decretó que Bárcenas debía cambiar de residencia estableciendo su nueva morada en los diez metros cuadrados de una celda en Soto del Real, prisión preferida por algún que otro banquero distinguido por su actuación en Bankia.
Fue entrar Bárcenas en el trullo y comenzar los tembleques entre la cúpula de la muchachada de la gaviota, en los pasillos de la calle Génova se olía a carroña y los médicos de guardia comenzaron a recetar somníferos para alcanzar el sueño a más de un prohombre del Partido Popular. De poco había servido estar negando desde el mes de Enero la evidencia de los llamados “papeles de Bárcena” que hablan de una doble contabilidad en el partido y de una posible financiación ilegal del mismo, así como de los sobres y las cajas de puros llenos de billetes de 500 euros que el tesorero venía distribuyendo entre los gerifaltes populares. Para nada ha servido todo el esfuerzo puesto por la señora Cospedal enredando la madeja del lío con un despido diferido para disfrazar que el ex tesorero había continuado luciendo garbo por los pasillos de Génova disfrutando de despacho, secretaria y coche oficial además de un suculento salario, el precio del silencio de Bárcenas se ha ido por el sumidero en el momento en el que éste ingresa en prisión.
Justo un día antes de que Bárcenas acudiera a la sede judicial para declarar de nuevo ante el juez y se ratificara de lo que durante cuatro horas había soplado al director de El Mundo, el mismo diario se descolgaba con una portada en la que se daban a conocer algunos de los SMS cruzados entre Rajoy y su ex tesorero. Rajoy, que lleva meses sin atreverse a pronunciar el nombre de Bárcenas, estuvo hasta el mes de marzo enviando mensajes vía móvil a este señor del que afirmaba no saber nada.
Ha habido prácticas mafiosas con promesas y amenazas para comprar el silencio de Bárcenas y éste ha pasado de ser una persona intachable a ser un delincuente, al menos así le califican algunos altos mandos del Partido Popular. Es el mayor escándalo desde la llegada de la democracia pero aquí no dimite nadie, se sigue intentando adormecer al pueblo con cantos de sirena y sartas de mentiras mientras se apela a la “grandeur” de una España que, cada día más, pierde el respeto del resto de naciones. Nos han estado contando mentiras durante todo el proceso, nos han estado pidiendo austeridad y sacrificio mientras ellos recogían sobres llenos de billetes de 500 euros provenientes de las comisiones que empresarios, también sin ninguna clase de vergüenza, les daban a cambio de suculentos contratos con la administración pública.
El Gobierno con Rajoy al frente debe dimitir de inmediato, no puede seguir ni un minuto más un Gobierno que ha mentido a los españoles desde el momento en que hizo publico un programa electoral que nunca cumplió, no son de fiar, no podemos confiar en ellos, unos gobernantes que han salvado a la banca antes que a las personas permitiendo miles de desahucios mientras un centenar de banqueros gana más de un millón de euros al año como salario. Que se vayan a casa cuanto antes, pero antes de irse que devuelvan todo el dinero que han recibido en los famosos sobres de Luís el Cabrón, como ellos le llamaban.
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