| Ficha técnica | 77- Bilbao Basket: Raúl López (5, Pilepic (5), Mumbrú (18), Kavaliauskas (14) -cinco inicial--; Grimau (8), Sergio Sánchez (-), Germán Gabriel (12) y Carmichael (3).
86- CAI Zaragoza: Llompart (-), Roll (11), Tomás (7), Sanikidze (11), Shermadini (20) --cinco inicial--; Tabú (5), Stefansson (69, Rudez (9), Jones (17), Fontet (-9 y Marín (-).
Parciales: 23-27, 19-23, 22-18 y 13-18
Árbitros: Hierrezuelo, Guirao y Serrano.
Incidencias: 8.000 espectadores en el Bilbao Arena. |
Datos destacables | Lo mejor: Mumbrú A pesar de la derrota de su equipo, el capitán del Bilbao Basket firmó un partido sensacional y más teniendo en cuenta que el catalán jugó lesionado. Terminó el choque con 18 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias y 30 de valoración.
Lo peor: la defensa del Bilbao Basket Los bilbaínos no tuvieron agresividad en defensa dejando a su rival canastas fáciles. Los jugadores maños se encontraron muy cómodos a la hora de tirar a canasta sin a penas oposición de sus rivales.
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El CAI firma su primera victoria en el estreno de la temporada ante un Bilbao Basket que apenas inquietó a su rival (77-86). Los maños, muy serios en la pista, dominaron el choque desde los primeros compases y lograron llevarse una merecida victoria; el Bilbao Basket tuvo mal estreno ante su parroquia y, a pesar del partidazo de Mumbrú, que jugó lesionado, los hombres de negro fueron a remolque todo el choque.
Arrancaba el partido muy igualado entre los equipos con alternancias en el marcador. Los maños explotaban su gran acierto desde la línea exterior, cinco triples en todo el cuarto, para irse en el marcador; pero flojeaban en defensa los de Abós lo que permitía a los bilbaínos seguir su ritmo y mantener un marcador apretado.
Y si la defensa del CAI se resentía en intensidad, la del Bilbao Basket no era mucho mejor y permitía a los maños anotar canastas demasiado fáciles; reflejo de la floja defensa en ambos equipo es el abultado tanteo que se vivía en este cuarto (23-27). Sanikidze se convertía en el protagonista del conjunto maño haciendo mucho con sus canastas mientras que del lado bilbaíno Mumbrú, que salía en el quinteto inicial a pesar de estar lesionado, era el estandarte el juego bilbaíno.
La misma tónica seguía el segundo cuarto donde los maños volvían a buscar su acierto desde la línea de 6,75 y, dos triples consecutivos les daban una renta de ocho puntos en el marcador (25-33). Los bilbaínos seguían desconectados en defensa con poca agresividad y permitiendo a los maños tirar canastas fáciles. Y si en el primer cuarto era Sanikidze el que se convertía en una pesadilla para los bilbaínos, en esta cuarto el otro georgiano, Shermadini, era el protagonista. Los maños estiraban su ventaja ante un Bilbao Basket con poco ritmo y poca intensidad para llegar al descanso 42-50.
Tras la salida de vestuarios el tándem georgiano seguía funcionando a la perfección haciendo mucho daño a los locales. Un triple de Raúl López y otro seguido de Mumbrú ponían uno abajo a los “hombres de negro”, la remontada parecía posible. Más aún cuando otro peso pesado del equipo, Grimau, lograba poner tablas en el luminoso 59-59. Pero los maños controlaban el ritmo de juego y sin ponerse nerviosos volvían a lograr una pequeña ventaja para llegar al último cuarto 64-68.
Los diez minutos finales empezaban con un Bilbao Basket perdido en la pista lo que llevaba a los maños a irse en el luminoso. El conjunto de Pueyo seguía sin sacar la agresividad en defensa; buen reflejo de ello es que a falta de tres minutos para acabar el partido, el equipo llevaba una sola falta y dejaban a Jones, que les estaba haciendo un traje, campar a sus anchas.
Intentaban los locales una tímida reacción en los minutos finales pero los maños ya le tenían tomada la medida al partido y, sabiendo jugar con el reloj, se llevaban la victoria. Importante triunfo para el CAI para empezar con buen sabor la temporada y, por poder romper con ese gafe que había en sus visitas a Miribilla donde aún no conocían la victoria. La cruz se la llevan los bilbaínos, a los que se les notó las bajas y dejaron patente que aún les queda trabajo, que empiezan perdiendo en su feudo.
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