No hay duda de que el presidente en funciones está crecido. Tan pronto se siente el dueño de Cuelgamuros como califica a Ciudadanos y al Partido Popular de “derecha cobarde”. Tanto en un caso como en otro tiene motivos para creérselo, además de incentivarse con otras cuestiones en las que también se cree el rey del mambo, el bebé en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el sepelio. Tal vez, en esto último, empiece a pensar porque su “sepelio político” empieza a tener visos de realidad: no hay más que preguntar a los vecinos del barrio de los Pajarillos, de Valladolid, quienes hoy no le han permitido pasear por el mismo y ha tenido que aguantar insulto tras insulto. Lo más suave fue “sinvergüenza”, lo más reiterado “hijo de….su madre”. Y claro, corriendo al coche oficial rodeado de mil y un guardaespaldas, además de con el alcalde vallisoletano y otros cargos socialistas de la comunidad haciendo de mamporreros oficiales y oficiosos.
Volviendo al Valle de los Caídos, debe de creer que todo le ha salido bien: ha llevado a Franco donde siempre quiso estar (aunque siempre quedará la duda de que lo trasladado fue el féretro y no el cuerpo), no dio cancha a la familia –con ello transgredió un principio fundamental de los derechos humanos—evitó los honores militares y los medios difundieron las imágenes por todo el mundo, como él quería; bien es verdad que le salió el tiro por la culata en otros aspectos de los que hablaremos en otro momento. Eso sí, saca a pasear el franquismo tan pronto como se ve rodeado o entre la espada y la pared. ¿Qué va a hacer y qué va a ser el socialismo sin Franco?
Respecto a lo de la “derecha cobarde”, lo firmamos y afirmamos muchos –no ha sido nada original-- pero no debe olvidar que en Cataluña se quedó a medio camino la aplicación del 155 por su culpa y por su reiterada connivencia con Torra y demás golpistas, así como con el resto de la Generalidad: aceptó su aplicación siempre que no se tocara TV3 ni se incidiera en las escuelas, con lo que el adoctrinamiento no sufrió ninguna limitación, más bien al contrario. Era su pago a la moción de censura y a la deriva del PSC.
Y como es muy dado a apropiarse de todo porque gracias a él tenemos ese “todo” (aunque él no haya hecho nada, excepto mentir, plagiar, engañar y apropiarse de un doctorado fraudulento), no había peor momento para que también se apropiara de la independencia del Ministerio Público. Lo ha hecho sin pudor y dando cartas al independentismo, al golpista mayor, Puigdemont, y a la ya troceada, raposa y torticera legislación belga. Maldita la gracia que ha hecho a los fiscales. Solo le ha faltado decir que la Fiscalía depende de él aunque así se ha sobreentendido. Hasta ahora los fiscales miraban al tendido o esputaban hacia arriba, pero, claro, ‘ipso facto’ se han sentido abofeteados con la mano abierta. Callaron cuando Dolores Delgado acusó a algunos de ellos y a otros jueces de acabar (no sé si liados o enrollados, tampoco me interesa la cuestión) con jóvenes en una visita oficial y esta vez el dardo los ha dado en la frente.
"¿Es que la Fiscalía de quién depende?", le preguntaron al “doctor NO” y éste, sin pudor, dejó en el aire que dependía “del Gobierno” ¡La que ha liado el ‘fantasma’ de presidente en funciones! El malestar de la Fiscalía es general. No sé si sorpresa, indignación, estupefacción o cabreo, pero no ha sabido calcular el error y daño, a la vez, porque en el exterior van a pensar que Pedro Sánchez es el asesino de Montesquieu. Tal y como se ha desarrollado esa parte de la entrevista, no hay duda de que es el “asesino”, sin presunción, de este filósofo y ensayista ilustrado, sobre todo por esa teoría de la separación de poderes presente en las constituciones de numerosos Estados.
Además de hacer el ridículo con tal planteamiento, "esto va a dificultar la entrega de los reclamados", en palabras de fuentes fiscales. No sé lo que pensará el presidente en funciones, pero el daño que ha hecho está ahí. Gracias a él y a su deficiente expresión estamos siendo el hazmerreír de otros países democráticos del mundo y, particularmente belgas y alemanes, ya pueden pensar que Sánchez maneja mal y manipula peor la división de poderes o la Fiscalía aplaude con las orejas sus decisiones. Claro que, en parte, yo también lo pienso en lo que se refiere al fiscal general.
En ese sentido, como presidente hay que ponerle un cero y si lo ha hecho como estrategia electoral, lo va a pagar, porque como leíamos hoy en un medio escrito ha menoscabado y causado descrédito con respecto a la independencia de la Justicia española. "Es una estrategia electoral para obtener votos que tendrá efectos negativos en el procedimiento de las euroórdenes", afirman. Y es que, visto lo visto en el debate del pasado día 4, no se puede ir por el mundo de justiciero ni de rey del mambo ni de perdonavidas y mucho menos de arreador o redactor-corrector de Montesquieu. Ni siquiera con su ‘tuit’ posterior lo ha arreglado; más bien al contrario.
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