“Un partido corrupto no puede seguir gobernando España”, decía Pedro Sánchez en junio de 2018. Apenas han pasado veinticuatro horas y la ciudadanía está expectante por comprobar si es coherente o simplemente es una mentira más; bien es verdad que hasta ahora no lo ha sido en otros temas. De momento, tanto Ábalos (nieto del novillero “Carbonerito”) como Ferraz han echado a correr como si el tema no fuera con ellos. Pero ahí no queda todo porque la ultraizquierda está desaparecida: los socios del PSOE están escondidos, y bien escondidos, por lo que pudiera pasar, Hay una excepción: Podemos-Andalucía sí ha pedido que devuelvan lo robado.
La urgencia por firmar el pacto entre PSOE y ultraizquierda no ha sido por casualidad. Sánchez precisaba encontrarse protegido cuando la sentencia se diera a conocer. Sabía que le iban a llover chuzos de punta y que iba a recibir críticas desde los cuatro puntos cardinales, como así ha sido. Tal vez las más crudas han sido las de la prensa europea, ésta considera al presidente en funciones como un personaje amortizado. A pesar de ello y de los recelos que aún quedan, comprobarán que sus socios independentistas, comunistas, proterroristas, nacionalistas y regionalistas no se atreven a crear un “cordón sanitario que aísle al PSOE”. Ayer decíamos que entre bomberos no se suelen pisar la manguera. Ya no hay duda de que el partido socialista se ha convertido en el partido más corrupto del multiculturalismo patrio.
Pedro Sánchez debería “ser coherente y asumir responsabilidades por el mayor caso de corrupción de la historia de España”, en palabras del Casado. Aquí ya nadie se cree que el presidente era ajeno a lo que estaba sucediendo y a lo que esperaba que sucediera. Suerte que la sentencia no ha salido antes de las elecciones porque hubiera sido un baldón en los resultados finales. Bien es verdad que esto no ha acabado aquí; aún quedan muchas piezas sueltas del caso ERE.
Digan lo que digan algunos medios de comunicación y los dirigentes del partido corrupto por excelencia de España (PSOE), la sentencia es blanda y deja mucho que desear. Por eso, y con respecto al fallo de los medios informáticos para retrasar la sentencia, algo no cuadra y ha habido que cuadrarlo porque era la sectaria izquierda quien estaba afectaba y ahogada. Algunos medios prosocialistas no sabían cómo reaccionar ante los espectadores y caían en permanentes contradicciones. No obstante, sí creo en la buena fe de la Judicatura y en su acto de retrasar la sentencia para no influir en los resultados electorales. La otra parte de duda es que no se actuó así con las expresidentas y el expresidente de Madrid, a quienes se hizo desfilar por los juzgados en vísperas de los comicios, con un tremendo despliegue informativo, y con claro afán de que afectara al voto.
Sánchez deberá tener cuidado cuando arroje la corrupción a los otros. Insisto en lo de ayer: En lo que a mí respecta, este cínico personaje de Sánchez ‘Cum Fraude’ ha quedado inhabilitado por no dar la cara inmediatamente tras la sentencia. No se extrañen ustedes de la falta de ética de la ultraizquierda que ya ha empezado a justificar a Pedro Sánchez, la corrupción de los ERE y hasta critica al tribunal. ¡Manda huevos, lo que hay que oír! Sin embargo no han abierto la boca tras publicarse el maltrato de Irene Montero a su asistente, humillándola y convirtiéndola en recadera puntual, incluso fuera de horas de trabajo: Ya saben aquello de “Ni pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió ni ames a quien amó”
Sorprende que diga el PSOE que no tiene nada que ver con la sentencia, incluso utilizó el presidente una cuña del sectario y clasista juez de la Gürtel para atacar al Partido Popular. Por cierto, cuña que la Audiencia Nacional anuló y retiró al juez de la caja “B” del PP, como contábamos ayer. La sentencia es recurrible, y no van a faltar colectivos andaluces que lo hagan, al entender que es excesivamente blanda, pues se robó el dinero de los parados y eso condenó a miles de familias a la indigencia plena, además de que en ello hubo una clara premeditación y afán de lucrarse. Y como todo ello fue con el consentimiento de Chaves, primero, y Griñán, después, lo más lógico es que empezaran por devolver el dinero robado y, cuando se acabe, hacerlo con cargo a su patrimonio personal o del PSOE. Y no vamos a cesar en nuestro empeño de denuncia.
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