Las luces se apagan para mí, no quiero vivir, el que nació para amarme queda atrás, pues no puede ayudarme, no me podrá socorrer. Es algo a lo que debo enfrentarme sola, el triunfo o el fracaso será solamente mío. En realidad, estamos solos en la vida, en ocasiones ni la familia puede ayudarnos.
Los consejos corren río abajo y decido ser yo la que decida, si pierdo lloraré toda mi vida y si gano será una estrella para mí.
Se trata de ser valientes, de luchar, de perderte entre luces de colores intentando olvidar tu enfermedad, el mal que nadie puede remediar. El dolor que poco a poco acaba contigo y has decidido no contar. Que te aparta de llevar una vida normal y te hace refugiarte en lo fácil, ver televisión o dormir.
Las luces se apagan, pues.
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