Tuve el gusto de presentar y moderar el pasado 10-E el primer coloquio que el prolijo novelista Alfredo Gómez Cerdá ha llevado a cabo sobre su galardonada novela “Ninfa rota” (Anaya, 2019), dicho encuentro discurriría en el IES Sapere Aude de Villanueva del Pardillo, donde los alumnos de la ESO recibieron de buen grado y de primera mano los apuntes y consideraciones del autor acerca de la mencionada obra, objeto, al cabo, del encuentro.
“Ninfa rota” es una obra que atesora el mérito de presentar de una manera accesible a un gran número de lectores un entramado no exento de complejidad, en el que Gómez Cerdá hace no poca gala de eso que a lo que se suele aludir como “oficio de escritor”, no en vano logra armonizar muy diversos y no “a priori” concomitantes elementos, pues, verbigracia, traza dos itinerarios paralelos y entrelazados, uno vinculado a la más diametral realidad contemporánea y otro asido a los rasgos de fantasía que producen los sueños de la protagonista en lo que vendría a ser un tránsito entre la vigilia y el sueño, o cómo en los sueños afloran interrelacionados muchos de los lances, gratos e ingratos, que nos ocurren en nuestro cotidiano vivir. Lo mitológico es atraído de una manera muy afinada, y se podría decir que, a la sazón, es lo que otorga un fondo lógico-metafórico al conjunto.
El modo en que nuestro autor obra la verosímil atmósfera que la novela refiere es uno de los elementos fundamentales: nos presenta a unos personajes muy fácilmente homologables a muchas personas con las que podemos tratar a diario, no en vano la protagonista, Marina del Mar, sueña, se enamora, sufre… como cualquiera; se enfada con sus padres y les oculta cosas, como cualquiera… y Gómez Cerdá se sabe meter magistralmente en la piel de una adolescente, que es quien narra en primera persona la historia, lo que la hace más vívidamente estremecedora, pues logra que suframos con ella sus padecimientos.
Es muy interesante el componente discursivo de fondo que encierra el libro, inserto de lleno en candentes controversias, lo que no obsta para que, al tiempo, sea cuidado el estilo narrativo, dejándose incluso lugar a un cierto lirismo, que aflora por momentos.
Alfredo Gómez Cerdá compartió con el joven auditorio muchas de las claves que como escritor sigue; les apuntó, por ejemplo, que él no es escritor con mapa, sino que se deja sorprender por la propia historia mientras la crea. Les compartió sus puntos de vista sobre cuestiones como los títulos (lo difícil que es a veces encontrar uno adecuado, o cómo muchas veces es un título el que te insta a comenzar una obra)… A su vez, los alumnos le hicieron muchas preguntas de todo tenor y, tras la charla, acudieron un gran número de ellos con sus ejemplares para que el ponente les escribiera una dedicatoria.
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