Traías lo que todos los de tu especie: ganas de vivir, ningún deseo de luchar y la imposibilidad de contárselo a los hombres.
Mediante la manipulación te otorgaron el trapío y a base de engañarte consiguieron lo que ellos llaman nobleza. La bravura jamás llegó porque lo hizo de mano de la mentira. De la casta viene tu aspecto y de la ganadería tu marca, pero seas cárdeno, astifino o agalgado, lleves muesca, horquilla o despuntada la oreja la arena os igualará a unos y otros cuando la cobardía se encaste con la tortura. En ese instante todos, absolutamente todos, seréis guiñapos sangrantes y agonizantes, seréis asfixia y vómito. Algunos moriréis en el ruedo y algunos camino del desolladero. La diferencia serán trescientos segundos menos o más de agonía, cinco minutos más o menos de miedo para los veinte seguros de terror y sufrimiento.
El arte se pinta, se esculpe, se escribe, se declama, se construye, pero no se clava en la carne, lo hace en el sentimiento. No destroza huesos, músculos y nervios, no atraviesa vísceras. El arte entretiene o aburre pero no mata. No hay Fiesta para quien no puede levantar su cuello por las heridas, para aquel cuyos ojos se van apagando y sus patas ya no pueden sostenerle, para el que sus pulmones dejan de funcionar…
Puya, hemorragia, estribo, dolor, subvención, fractura, ensañamiento, banderilla, niño, estoque, violencia, agonía, puntilla, muerte... Y con todos esos ingredientes aún hay quienes dicen que la tauromaquia no recibe fondos públicos, quienes juran que el toro no sufre durante la corrida y quienes aseguran que es un espectáculo educativo, sano y divertido para los críos.
Entre los últimos están los que desde la página “Toros para niños” afirman que su iniciativa se encuentra enmarcada dentro del proyecto CULTURO. Y un par de líneas más arriba escriben que “abordan relatos sobre los aspectos más interesantes de la tauromaquia, haciendo incapié en la crianza del toro bravo”. Cultoro-incapié. En dos palabras: Im Presionante.
A quién asombrará ya que el toro disfrute, que el niño aprenda valores positivos y que no nos cuesten dinero a todos los ciudadanos. ¿A quién entre tanto embuste? Toros, ¿por qué?, ¿hasta cuándo?.
En el escenario enmarañado del conflicto entre Rusia y Ucrania, un nuevo ángulo comienza a emerger entre los pliegues de la narrativa dominante: la posibilidad de que servicios de inteligencia occidentales estén filtrando información sobre sus propios ciudadanos que combaten como mercenarios en territorio ucraniano.
Los tópicos no son tan perversos y siniestros si consultamos el diccionario: “opinión, idea o expresión que se usa y se repite con mucha frecuencia en determinadas circunstancias”. Se entiende, en principio y sin lugar a dudas, que el significado es dependiente de la reiteración, de la cantinela, de la reincidencia y de las diversas circunstancias, claro está.
Continuemos con el “socialismo de Franco” y veamos qué dice la doctrina socialista sobre la propiedad privada: “…esta debe de ser abolida y reemplazada por la propiedad colectiva, y el Estado debe intervenir en la economía para garantizar que los recursos se distribuyan equitativamente y se satisfagan las necesidades de la sociedad”.