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Tauromaquia, el arte de matar...despacio

Podrán seguir tratando de engañarnos, pero no podemos continuar engañándonos
Julio Ortega Fraile
jueves, 17 de abril de 2014, 07:08 h (CET)
¿Arte?. El artista llora o ríe frente a su obra. El artista recoge en su rostro el cansancio y la satisfacción, el miedo, la esperanza, la gratitud, acaso la derrota, nos roba la respuesta a lo expresado y nos regala la promesa de regresar con lo que fue incapaz de decir. El artista deja parte de su vida y de su muerte en su trabajo, por eso caminan juntos hacia el reconocimiento o el olvido, y porque comparten alegría y dolor la ama tanto como la respeta. Las manos del artista, del verdadero artista, nunca están manchadas de sangre, por eso leerás en su boca silencios, suspiros o sonrisas, por eso escucharás en su mirada lágrimas, brillo o melancolía, pero jamás descubrirás orgullo por haber causado dolor, no digo emoción, digo dolor.

Te explicarán que el torero es un artista… Qué hace?, ¿esculpe, escribe, dibuja, tal vez compone o interpreta? Tortura, esa es la respuesta. Te contarán que el toreo es un arte… ¿Qué ha creado?, ¿una escultura, un libro, un cuadro, una canción, una obra de teatro? Un muerto, esa es su creación, un muerto.

Escoge entre sus palabras o sus actos. Observa bien su gesto y dime en qué te recuerda a la expresión de Rosa Montero, de Natalia Dicenta, de Antoni Tapies, de Paul McCartney o de Leonardo da Vinci. ¿Elegirás quedarte con lo que quieren que veas o lo harás con lo que ves? ¿Seguirás creyendo que el toro es de mármol, que su sufrimiento es literatura, su sangre de acuarela, sus lamentos música y su agonía una actuación, o dirás que no, que ya basta, que no cuenten contigo para continuar siendo mecenas moral y material de una ejecución?.

El torero describe heridas, recita hemorragias, arranca vómitos, compone ahogos y pinta estertores. El torero no finge que mata en un escenario, el torero mata realmente y el toro muere de verdad y para siempre sobre la arena. El torero cincela un cadáver en el cuerpo de un vivo y después alza sus brazos victorioso y sonriente sosteniendo trozos amputados a su víctima.

No, no es arte, la tauromaquia es crueldad. No, tampoco es un artista, el torero es un matador, un verdugo que disfruta matando... Lentamente.

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