En el fondo del mar vive una amapola que se asfixia de ganas de no estar sola. En lo profundo del océano sobrevive una rosa que llora penas de amores y quiere olvidar todos sus sinsabores. En esas profundidades vive una sonrisa inquieta que llora cuando le da la brisa. En ese lugar están mis sueños pero nunca su cumplimiento, jamás y lo sé por eso no quieren subir a la superficie porque aunque luche contra todo, nada, nunca o jamás serán.
No se cumplirán y lo único que deseo es olvidarlos pero para ello tendría que luchar contra toda esa agua que me rodea y contra todos vosotros, seres infernales. Para ello tendría que cambiar sus almas y entonces no sé que sería.
Sin embargo no subió aún y allí está llorando, lejos de sus seres amados y queriendo descansar por las noches, los años pasan y los deseos se apagan, porque pasó su momento, único y verdadero. Y el agua sigue cubriéndola.
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