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¿Merece una solución a la australiana la inmigración?

El gobierno australiano se reserva el trato especial en aquellos casos que buscaron de forma activa saltarse los controles fronterizos
Michael Rubin
lunes, 14 de julio de 2014, 10:17 h (CET)
Australia lleva tiempo siendo un destino de la inmigración irregular (los aborígenes remontarían el problema todavía más atrás) a causa de su estabilidad, sus libertades y su riqueza. Durante las últimas décadas, iraquíes, kurdos, afganos, paquistaníes, iraníes e indonesios a menudo cerraron acuerdos con tratantes de blancas sin escrúpulos para ser introducidos de contrabando en condiciones insalubres y embarcaciones inestables a través de las costas de Australia, donde solicitarían asilo inmediatamente. Muchos se ahogaron por el camino.

A medida que la inmigración ilegal crecía, un abanico bipartidista de políticos australianos cerró filas y, en 1992, aprobaron una Enmienda a la Inmigración. Se promulgaba la detención incondicional de todos los inmigrantes en situación irregular (así como de aquellos que llegaron de forma legal pero superaron el plazo de caducidad de sus visados). Dado que la factura de la disposición puede ser elevada, la Ley también dota al gobierno australiano de competencias para cargar "gastos por detención" para que los imputados del delito devuelvan los gastos asociados a su detención. Cuando es posible, el gobierno australiano utiliza "visados puente" en los casos de quienes están ilegalmente en Australia pero no son considerados viajeros de riesgo. Esto regulariza su estancia hasta que su situación se resuelve o abandonan el país con una orden.

El gobierno australiano se reserva el trato especial en aquellos casos que buscaron de forma activa saltarse los controles fronterizos, como los de quienes llegan en barca. Aquí puede encontrarse información mucho más detallada.


Al incrementarse la inmigración irregular después del año 2001, el gobierno Howard inició el trámite de una legislación de consolidación extranacional, la llamada "Solución del Pacífico”. En primer lugar, el gobierno australiano modificaba la ley de forma que la llegada a territorios australianos como la Isla de Navidad, las Ashmore y Cartier o las Islas Cocos dejan de traducirse en la adquisición del derecho a emigrar a suelo australiano nacional. Los llegados a estas islas, o los interceptados en alta mar, son transferidos en su lugar a otras instalaciones fuera de Australia, como las de la República de Nauru o la Isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea. El gobierno australiano proporciona ayuda sustancial a los dos países para que sean anfitriones de los inmigrantes. Si bien los colectivos de derechos humanos han criticado los centros de inmigrantes de Nauru, sus condiciones por debajo de la media no deberían traducirse en una condena al procesamiento y la distribución extranacionales. Si las instalaciones resultan problemáticas, la solución más bien consiste en mejorar las instalaciones, simplemente. Al difundirse entre los inmigrantes la noticia de que no pueden solicitar los visados de los parientes dentro de la reagrupación familiar ni llegar en ningún caso hasta suelo nacional australiano, los incentivos para jugarse su vida en alta mar decrecen. Los australianos han llegado a mantener un cómputo en la red que actualiza en márgenes regulares de tiempo las cifras de inmigrantes interceptados en alta mar y trasladados a instalaciones fuera de Australia.

El Presidente Obama no quiere una barrera, y es reacio a respetar la frontera. La inmigración es combustible para la sociedad norteamericana, pero la inmigración irregular se ríe del mecanismo y socava la integración en la sociedad. El resultado de la actual ausencia de ordenamiento es una tragedia humanitaria en la que lo peor de la sociedad se ceba con los menores inmigrantes, una pesadilla de salud pública y una grave alteración de la ley y el orden público.

Quizá hasta que el Congreso encuentre solución al problema de los extranjeros en situación irregular o los inmigrantes sin papeles o cualquiera que sea la fórmula políticamente correcta del momento, valdría la pena recurrir a nuestros aliados del Sur en busca de un modelo interino que funcione realmente. Y me dicen que Guam es estupendo en esta época del año y que también lo es la Isla Wake, y quizá estados regionales como Haití acepten inmigrantes en situación irregular a cambio de una ayuda exterior más generosa.

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