Como Balear que soy, sólo puedo sentir congoja con las imágenes de Jaume Matas entrando en un centro penitenciario, en el que debe permanecer preso durante un período de nueve meses. La pena no es muy severa, esa es la verdad, pero el mero hecho de pasar una temporada a la sombra tiene que acabar con la moral de cualquiera. Tal vez por eso, al expresidente de Baleares se le ha congelado el rictus. Mucho me temo que, desde que se enteró que no sería indultado, la sonrisa que había exhibido durante todos estos años de felicidad y éxitos profesionales, y que desde la sentencia sólo ha prodigado a cuentagotas y por exigencias del guión, ha pasado ya definitivamente a mejor vida.
No sé qué diría su abuelo, recalcitrante republicano que tuvo que huir del país para acabar exiliándose en Sudamérica, si se enterase del tejemaneje servil que puso en marcha su nieto para intentar contentar al monarca español en las figuras de hija y yerno de éste. Pero no sólo por eso, Matas tiene varias causas abiertas que probablemente le reportarán sendas y más dilatadas condenas. Pero ya se verá, por ahora sólo se le ha procesado por prevaricar con el cargo que ostentaba para obtener un buen empleo, con mejor sueldo, para su esposa. Que es lo que haría, por otra parte, la mayoría de nosotros, con la excepción, claro está, de que no ocupamos un cargo institucional. Entender esto, que parece tan simple, resulta que no lo es tanto. Si no, que se lo pregunten a Ana Botella, alcaldesa de Madrid, que según 20minutos.es el ayuntamiento que dirige cuenta con 162 asesores municipales, muchos de ellos militantes y familiares de cargos del Partido Popular.
A Jaume Matas se le ha dejado más solo que la una. No le han servido de nada las amistades que hizo durante su larga estancia en el Ministerio. Ten amigos para esto, habrá pensado más de una vez, o con amigos como estos para qué quiero enemigos, pero el exministro de Medio Ambiente debe entender que para evitar nuevos deslices de otros políticos e incluso de Matas mismo, nadie debe irse de rositas, de lo contrario estaremos contribuyendo a reforzar las conductas inapropiadas que han convertido a este país, como la Comisión Europea ha señalado, en uno de los más corruptos del continente.
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