Sufrí cuando decidió dejarme y entregarse al dinero, que no a otra cosa, a otra mujer creyendo que yo no conseguiría el amor de otro, por ser yo, yo. Ya no le podré querer. Ya no podrá ser. Me enterró estando viva, se lo agradezco hoy, sabiendo ya lo que ha hecho y lo que es. El castigo que se merece ojalá le sea dado y bien. Se planifica el porvenir de algunos con niveles uno en las empresas, con futuro, buenos sueldos y caprichos de oro. Yo no tendré un nombre en esos altares, pero con que Dios le siga dando vida al hermoso gato blanco y naranja, Jerry, me será suficiente.
Para Jerry, QDEP.
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