Los accidentes laborales constituyen siempre un tema de actualidad permanente. Con más frecuencia de la deseada, los distintos medios de comunicación nos ofrecen noticias acerca de la muerte de algún trabajador durante su permanencia en el tajo. Accidentes que se achacaban en un principio a un fallo humano primario o a un fallo de la máquina, también primario; pero estudios posteriores determinaron que las causas por las que un accidente se produce son más complejas y que en ellas influyen tanto el estado físico y psíquico del trabajador como las condiciones del puesto de trabajo. De ahí, que una formación adecuada y una correcta prevención sean las bases por las que una persona debe regirse para evitar los accidentes.
El mayor porcentaje de accidentes laborales se da habitualmente en los sectores de la construcción, la producción agrícola, la fabricación de productos metálicos, la alimentación, bebida y tabaco, la pesca, el comercio al por menor, la industria de la madera, el transporte por ferrocarril, etc. Lo que significa, que no debiéramos descuidar ni por un momento el papel básico que juega la prevención, haciendo hincapié en que los primeros años de enseñanza, así como la impartida en la Formación Profesional, deben ser prioritarios para lograr en un futuro trabajadores concienciados con su trabajo. Y en ello, la información y la formación en materia de Prevención de Riesgos Laborales son fundamentales a la hora de crear conciencia. Ni que decir tiene, que una sociedad bien informada y formada es una sociedad más libre y más apta para afrontar con la debida consistencia y compromiso una serie de asuntos, que en el caso que nos ocupa resulta vital por las implicaciones sociales que conlleva.
Así pues, incidir una y otra vez en la importancia que tienen la información y la formación como canales propios y esenciales para lograr una mentalización y concienciación en los temas preventivos, nunca será baladí; habida cuenta de que estamos hablando de una persona que se desarrolla como persona misma y como trabajador. Naturalmente, toda esa información y formación debe ir acompañada de la participación de las empresas, de las distintas fuerzas sindicales, de los trabajadores y de la Administración, sin cuyo concurso de nada valdría el esfuerzo realizado.
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