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Rastreadores

Contarán fallecidos hasta con los dedos si es necesario. Y podrían utilizar cuestionarios fiables, transparentes, no sobre voto, sino buscando causas
Nieves Fernández
miércoles, 27 de mayo de 2020, 08:26 h (CET)

Un especialista, de los muchos especialistas que hay en pandemias de pantalla, dicho sin acritud, decía en ámbitos europeos, que lo importante ahora, al haber más tiempo, quizá más recursos, menos prisas, o más sanitarios en activo por la merma del contagio, es que ha llegado el tiempo de los rastreadores.

Me parece que muy atrás, a años luz, quedaron los especialistas de las mascarillas, del papel higiénico, del tutor de lavado de manos, del pan artesano…

Un nuevo oficio llega. Nuevo título que viene a ayudar a la sociedad cuando lo necesita. Dudé si se lo apropiaría la FP, la Formación Profesional nuestra tan socorrida, nunca mejor dicho. Esa FP que cuida a dependientes y mayores y no les dejan ni llamarse personal sanitario, porque hasta el nombre del título de los dos años estudiados lo cambiaron al vaivén de ley educativa; y eso cuando las personas a las que cuidan son siempre las mismas: mayores, dependientes y diversos funcionales. Es la misma FP, ¿o no?, que ya está abriendo en la Europa de las normas las aulas para continuar la formación, quizá de rastreadores.

Parece que no es nuevo el oficio, aunque nos suene a buscador online de seguros y a perros olfativos; seguros sí, que podríamos necesitar ahora.

Escucho a un rastreador decir que trabaja en ello en la pandemia, desconozco su formación, pero sí que se pasa el día al lado del teléfono atando cabos, siguiendo pistas, adivinando, lanzando hipótesis, preguntando, midiendo datos, todo con tal de llegar al pequeño salero común de restaurante como causante de contagio.

Sí, esos detalles suenan más a Sherlock Holmes, Conan Doyle, Agatha Christie, Hércules Poirot, Vázquez Montalbán o Pepe Carvalho. Pero dejando la ficción, esa que siempre se deja superar por la realidad, los rastreadores del año 20 del siglo XXI tienen una gran labor por delante.

Cuando las fases empiezan a subir de nº, los rastreadores igual que los coordinadores y vigilantes de playa, no los de evitar ahogos, sino los de medir distancias entre neveras y toallas, se preparan para nuevos contratos.

Nuevos empleos para la normalidad, nos iremos acostumbrando. Mi comunidad contratará en breve, si no lo ha hecho ya, a cuatrocientos rastreadores, miren por dónde serán rastreadoras, creo que enfermeras, ¡por si tenían poco!

Pero, bueno, estoy segura que seguirán la pista del contagio, igual que defendieron la vida de cientos de miles de personas.

Dudo si contrataré vacaciones así, o iré a un cumpleaños, pero quedo tranquila, sabiendo que habrá rastreadoras buscando la pista de cómo se contagiaron los familiares, compañeros, vecinos y amigos que me faltan, incluso nos dirán si lo estamos ahora. Contarán fallecidos hasta con los dedos si es necesario. Y podrían utilizar cuestionarios fiables, transparentes, no sobre voto, sino buscando causas y contagios. Vendría bien antes de que busquemos terrazas y hoteles, incluso antes de visitar a familiares de cerca o de lejos con el miedo en el cuerpo.

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