Un estudio del Centro Nacional de PET de Turku (Finlandia) ha mostrado que la edad, el sexo y el tabaquismo influyen en la densidad de los receptores de los opiáceos en el cerebro. Los resultados del estudio ayudan a entender mejor las diferencias entre los individuos en cuanto a los trastornos neuropsiquiátricos.
Las disfunciones del sistema opiáceo del cerebro se asocian con varios trastornos, como la adicción y los problemas de dolor crónico. "Esto sugiere que hay diferencias significativas en el sistema opiáceo entre los individuos, lo que puede explicar por qué algunos individuos son propensos a desarrollar estados patológicos ligados a los opiáceos, como los trastornos psiquiátricos", explica uno de los líderes del trabajo, Tatu Kantonen.
Los receptores de opiáceos del cerebro 'u' actúan como importantes mediadores para los propios opiáceos del cuerpo en el cerebro. Este estudio analizó las tomografías de emisión de positrones (TEP) del cerebro dirigidas a los receptores de opiáceos 'u' de 204 individuos sin trastornos neurológicos o psiquiátricos. Esta base de datos fue compilada con nuevas herramientas computacionales desarrolladas en el Centro de TEP de Turku.
"Cuando una molécula de opiáceo se une a un receptor similar a un muelle en el cerebro, puede causar una sensación de menor dolor o mayor placer. Para decirlo de forma más sencilla, los opiáceos son como los propios embajadores del placer y el alivio del cuerpo", argumenta Kantonen, cuyo trabajo se ha publicado en la revista 'NeuroImage'.
La edad avanzada se asoció con el aumento de los receptores de estos opioides en la corteza cerebral, mientras que en las partes más profundas del cerebro se redujeron. El aumento de los receptores fue más fuerte en los hombres. Fumar se asoció con la disminución de los receptores de opiáceos 'u' en la mayoría de las regiones del cerebro.
Los investigadores también descubrieron que hay más receptores de estos opioides en el hemisferio derecho en comparación con el hemisferio izquierdo del cerebro. Esta observación puede ayudar a explicar las diferencias previamente reportadas entre los dos hemisferios en el procesamiento de las emociones y el dolor.
|