Cuenta una leyenda francesa que los europeos recién llegados a América, creían que el extenso río Mississippi, luego de atravesar toda la geografía hoy canadiense y estadounidense, desembocaba en la China.
Uno de los exploradores que decidió dilucidar el tema, Antoine Laumet de La Mothe, señor de Cadillac, acabó siendo marca de automóvil. Fue el tercer gobernador de Luisiana, luego de haber sido preso en Quebec y haber pasado vacaciones pagadas como reo en La Bastilla. Como algunos políticos del presente en muchas latitudes, se ignora cómo logró importantes cargos en las colonias francesas de lo que hoy es la frontera entre Estados Unidos y Canadá, llegando a ser fundador del importante fuerte Fort Pontchartrain du Détroit (hoy simplemente Detroit, en Michigan), una ciudad estadounidense que llegaría a ser el centro de la industria automotriz mundial. En su homenaje, William H. Murphy y Henry M. Leland crearon la marca de autos de lujo Cadillac en 1902.
Los franceses habían descubierto que en realidad, el Mississippi desembocaba en el Golfo de México pero al descubrir su error, para no perder, decidieron fundar allí una ciudad llamada Nueva Orleans. Cuando Napoleón Bonaparte se vio con necesidades de financiar su guerra contra el imperio inglés, vendió el territorio al presidente norteamericano Jefferson a precio de remate.
El más famoso personaje nacido en toda la historia de ese estado, Huey Long, vendría a envolverse para siempre en la historia del Paraguay el 30 de mayo de 1934, acusando a las empresas petroleras y a Wall Street de haber propiciado la guerra entre Paraguay y Bolivia por el Chaco Boreal.
Era un discurso donde disentía con políticas del entonces presidente Franklin Delano Roosevelt, quien había solicitado a varios senadores de su partido refutar a Long. Este discurso solo sería superado en extensión veintitrés años después por Strom Thumond.
Las ironías del destino hicieron que ese discurso de Huey Long, el más largo en la historia de Estados Unidos hasta ese día de 1935, haya sido pronunciado al mismo tiempo en que llegaba a su fin la guerra entre Paraguay y Bolivia.
En plena guerra, Huey Long había realizado por primera y única declaraciones relacionadas a la política exterior de Estados Unidos, tan precisas como misteriosas. En ese compromiso con las causas que al mundo se ocultaba sobre aquella guerra absurda, hizo gala de su extraordinaria inteligencia y cultura política, y de su increíble capacidad de asimilar paralelismos
Según Arthur Meier Schlesinger Junior, en tiempos de Huey Long Luisiana se había convertido en un criadero de radicalismo solo capaz de competir con la capacidad de sus pantanos para enfermarse de fiebre amarilla. Apasionado de la justicia social, había impulsado un impuesto por cada barril que las petroleras extraían del subsuelo de Luisiana, propuesta que derivó en un juicio político que buscó apartarlo de la gobernación de su estado.
A pesar de la envergadura del adversario, Huey Long saldría airoso y fortalecido de esa contienda, logrando abrirse camino al senado para alcanzar el confesionario de Washington: El Senado norteamericano.
Fue allí donde realizó discursos que todavía hoy despiertan asombro a los historiadores, y que muchos desearían borrar de la historia. En ellos demuestra conocer como nadie de su época el lado oscuro de la política exterior norteamericana, la historia diplomática de Estados Unidos en Sudamérica, el laudo Hayes, la geopolítica paraguaya, califica de empleado de surtidor de nafta al representante boliviano en Washington Enrique Finot y profetiza los problemas insuperables que generarían las intervenciones imperialistas de Estados Unidos en el mundo entero.
Las posiciones eran coherentes con sus propuestas a nivel nacional en Estados Unidos, pues proponía un programa para compartir la riqueza que era muy practicable a pesar de sus detractores.
Lo que sucedió en las negociaciones de Paz entre Paraguay y Bolivia le darían la razón, así como infinidad de guerras a lo largo y ancho del mundo durante décadas posteriores.
Y su peligrosidad para el establishment quedó al descubierto cuando lo asesinaron en un controvertido episodio, el 8 de septiembre de 1935.
Desde entonces, su manoseada memoria monta guardia y espera, tanto en Estados Unidos como en Paraguay.
Y como escribió el más reconocido de los escritores paraguayos, Augusto Roa Bastos, nada más invencible que alguien que desde la muerte, monta guardia y espera. Aunque muchos hayan olvidado el más largo discurso en la historia de Estados Unidos. LAW
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