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Señor Iglesias. Una mascarilla no es un bozal

El zorro en el gallinero
Tomás Salinas
jueves, 9 de julio de 2020, 08:14 h (CET)

Señor Iglesias. Algo rápido y sencillo, para que usted lo entienda sin problemas. Un bozal es un aparato que se pone alrededor del hocico de ciertos animales, especialmente los perros, para que no puedan morder. También se define como tal la cesta pequeña, generalmente de esparto, que, una vez atada a la cabeza, se les pone en la boca a los caballos y otras bestias de labor para que no perjudiquen los sembrados ni se paren a comer. Y una mascarilla es una barrera de protección fundamental para evitar contagios y no ser aniquilado por el Covid-19.

Usted, dentro de la línea estalinista que le acompaña en su devenir y que tiene como bandera ideológica, pretende colocar un badal, una mordaza a los medios de comunicación que no le lamen las excretas. Eso se llama censura, se mire como se mire. En este comportamiento mafioso, expone usted a los periodistas y a esos medios a la ira de sus huestes, y les amenaza directamente, sin tapujos, sin cortarse un pelo de la coleta.

Le importa tres carajos ser el vicepresidente segundo del Gobierno, se ofrece como víctima. Usted se pasa por el forro de los lamentos las instituciones, la democracia y la libertad de expresión, cualquier elemento que se oponga en el camino hacia su dictadura es enemigo, y en consecuencia debe ser eliminado. Totalmente soviético, tovarishch. Y en el mientras tanto, su patrón, el señor Sánchez, calla y se lo consiente, emitiendo un leve susurro de desavenencia y borrándose con cobardía del asunto.

Hay que naturalizar, según usted, que los periodistas reciban tanto críticas como insultos en las redes sociales. Y lo dice el mismo que persigue y acosa a los que son críticos con su gestión. A buen seguro tendrá elaborada una gran lista negra de quinta columnistas para, llegado el momento, pasarlos a cuchillo. Ataca a la prensa escudándose en las cloacas del Estado, lugar en el que es usted rey y reina, el todopoderoso del alcantarillado patrio, el puñetero amo, el Messi de lo obsceno. Una diana cuyo centro es aquel medio o periodista que no comulgue con el fascismo que usted quiere imponer, o que esté publicando información sensible o contraria a los intereses de Podemos.

El zorro en el gallinero. Se disfraza de víctima cuando la verdad es que se postula como verdugo, como ejecutor. Hay que acosar, hay que insultar, hay que intimidar a los opositores a su régimen totalitario y opresor. Pero es que su caradura llega al climax cuando, de nuevo sin despeinarse su pelazo Pantene, afirma que «Todos los que tenemos presencia pública y relevancia a la hora de participar en debates, y ahí los profesionales de los medios la tienen, la crítica es normal y propia de la democracia. Las cosas desagradables de las redes que no nos gustan también son normales». Pero qué desfachatez, qué atentado a la inteligencia, que falta de ética y qué poca dignidad. Usted no tolera las críticas, usted las veta.

Señor Iglesias. Bozal no es mascarilla. Y usted y los suyos, además de quienes se lo consienten, pretenden que los españoles vivamos con un dogal para no morderles y darnos de comer cuando les convenga. Como poco es para pensárselo. Si el que manda controla el caos con amenazas y coacciones, o vamos sacando billete para cualquier país libre o nos perpetramos de viandas por si toca huir al monte para defenderse. Vosotros mismos. Eso sí. Salud que no nos falte.

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