En el barrio de Monteolivete, Valencia, está ocurriendo algo muy tétrico y extremadamente preocupante. Los vecinos de un bloque de viviendas han denunciado al Seprona y remitido escritos, sobre el suceso, a varias instituciones pero "no hacen nada", indican. Protestan porque en una de las viviendas del bloque los inquilinos cuelgan pieles de animales y trozos, pequeños y muy grandes, de carne en el tendedero del patio común de la finca. En la numerosa prueba a la que he tenido acceso, se ve cómo dichos inquilinos cuelgan los descuartizamientos, extensiones de fibras carnosas, que no se sabe de qué animales son, en un hilo del tendedero o en todos, según el día, llevan así meses; y en otras fotografías aparece ropa tendida en unos hilos del tendedero y en otro, las carnes, ropa de niño también por cierto, porque en esa familia me cuentan que hay niños.
En el periódico Levante de Valencia de 17 de julio de 2020 los vecinos explican que se han intentado poner en contacto con quienes viven en el piso donde se "tienden" las pieles de animales a través de notas, porque no siempre logran hacerse con ellos, pero la situación no ha cambiado. Explican: "Si todo esto es horrible en cualquier momento, imagínate en pleno mes de julio en València con el calor que hace, por la insalubridad, y es lo que faltaba después de la pandemia y el estado de alarma que hemos pasado".
Me molesta, me ofusca, constatar por enésima vez la negligencia institucional en terreno de maltrato animal -no pondré "presunto" antes de maltrato- de la policía. Si se ha avisado al Seprona y no han realizado gestión alguna, podría denunciarse como prevaricación, dejación de funciones. Porque el suceso es de una enorme gravedad y deberían actuar en unidad tanto Seprona como Sanidad, por sendos delitos, contra la Salud Pública y de maltrato animal o sea crimen animal.
Porque, ¿qué tal si fueran restos de un niño descuartizado? Todo es posible, porque que sepa nadie ha ido a averiguar ante qué estamos.
Estamos ante los hechos fronterizos de la moral humana, donde la miopía del especismo elige no actuar. Dando por sentado que "serán animales" ni van. Ni se acercan. Y con esta praxis de pasotismo ante lo que compete a (los otros) animales, aceptémoslo, estamos ante la piedra filosofal de todo lo malo que nos ocurre, porque esta moral actual es paupérrima, estableciendo víctimas de segunda y de primera, se cometen no sólo aberraciones contra la ley natural, la de la moral abierta y aepocal, sino también negligencias graves por no mecanizar una legislación de protección animal que sí existe, pero para que se ponga a rodar hace falta -ya lo han descubierto en sus vidas los vecinos de esta comunidad- ser muy pesado, muy constante, y no debería ser así. Estamos ante una prevaricación continuada en materia de maltrato animal a nivel estatal, cuestión que debe repararse ya. No debería ser necesario recordar que el F.B.I. ha elaborado multitud de informes que establecen la estrecha relación que existe entre individuos que han sido violentos con los animales (no humanos) y con los humanos. Es una misma violencia.
Insisto, ¿y si esa familia estuviera matando sistemáticamente personas? Y tendiendo sus trozos de carne entre las ropas en el tendedero del patio común de los vecinos....
Este nuestro mundo errado y cruento, con víctimas de primera y de segunda, y así ocurre, que podemos estar ante sucesos que a esta sociedad hipócrita sí preocuparían...
Quizá estemos en el caso icónico donde se compruebe que por no hacer caso a avisos de maltrato animal se dé la espalda a crímenes contra humanos, con la consiguiente investigación, una vez comprobada esta probabilidad, para depurar responsabilidades respecto a aquellos que fueron informados de los luctuosos y preocupantes hechos y no acudieron ni a mirar. Y sean condenados policías, ayuntamiento y todo aquel que fue llamado para investigar algo tan tenebroso como que en un bloque de viviendas alguien estaba colgando en un tendedero del patio común trozos de muertos.
La opinión de la bióloga Rosa Más González
He pedido su opinión sobre el caso que nos ocupa a la bióloga Rosa Más, experta en realizar informes etolológicos, de biología, para acompañar denuncias diversas y de diversas organizaciónes nacionales e internacionales por maltrato animal, aquí el resumen de lo que Más observa en este hecho tan terrible:
"El macabro descubrimiento de una serie de pedazos de carne y pieles de animales colgados en el patio interior de una finca vuelve a poner sobre la mesa el trato infame que damos a los demás animales. Aún no se sabe si se trata de animales cazados silvestres o domésticos, pero en cualquiera de los dos casos se trata, sin duda, de una manifestación de desprecio por las vidas ajenas. Resulta inexplicable que no hayan actuado de oficio las “autoridades sanitarias”, pues la exposición de restos de cualquier animal muerto conlleva un elevado riesgo de convertirse en un foco de infección debido a la presencia y desarrollo de agentes que actúan en el proceso de descomposición y que, a la vez, pueden producir patologías en otros animales y en los seres humanos cercanos. Además, el proceso de putrefacción favorece la diseminación de microorganismos que formaban parte de flora habitual saprofita del animal que pueden resultar patógenos para otras especies por su naturaleza o por su elevada concentración.
La descomposición se inicia por la acción de bacterias aerobias (actúan en presencia de oxígeno): es el proceso de fermentación pútrida producida por las bacterias que se encuentran en el intestino (fecales) y después de la muerte se propagan por la sangre. Estos organismos consumen rápidamente el oxígeno presente favoreciendo la presencia de otros microorganismos anaerobios (actúan en ausencia de oxígeno), que completan el proceso de degradación de los tejidos, generando productos como ácido sulfhídrico, dióxido de carbono, amoníaco o metano, así como productos orgánicos como la cadaverina y la putrescina, de carácter tóxico. En consecuencia, todo cadáver debe ser manejado en condiciones tales que impida el contacto con el medio rápidamente.
Aún más lamentable es que no se considere como algo espeluznante este hallazgo por una cuestión ética, que es la primera razón que debiera investigarse; no solo porque puedan constituir un riesgo sanitario sino porque eran individuos con interés por vivir, que ahora están muertos y cuyos humildes restos cuelgan del tendedero de un patio de vecinos. La indiferencia mostrada ante un hecho tan luctuoso debiera hacernos reflexionar acerca de nuestra propia inhumanidad."
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