En este año 2014 que ya ha pasado a la historia, una de las voces más
escuchadas y respetadas ha sido la de este Papa. Su actividad como
jefe de la Iglesia ha destacado por su firmeza y claridad. No ha dudado
en señalar los problemas que ha percibido en la Santa Sede, y en la
jerarquía católica. Y ha expuesto una serie de consejos para que la
vida cristiana sea, realmente, buena, compasiva y ejemplar. Su labor
diplomática también ha sido fructífera, empleando su gran habilidad
para lograr acuerdos que propician, por ejemplo, el desbloqueo de
Cuba en su relación con Estados.
Independientemente de las creencias de cada persona es algo, a mi
juicio, indudable que los gestos y la actitud de su pontificado muestran
un modo de comportamiento que se acerca a la sencillez evangélica y a
la bondad y hermandad universal afirmada por Jesús de Nazaret.
La perfección no es una cualidad humana alcanzable, pero lo esencial
es aproximarse lo más posible a ella. En este sentido, el Papa expresa
un interés evidente en propiciar la paz, la justicia social, el diálogo
intercultural y el apoyo a los desfavorecidos de todo el mundo. Su
labor de denuncia de las injusticias de todo tipo, es sumamente
beneficiosa, ante una realidad económica cruel e implacable.
Todos los seres humanos cometemos errores, si bien lo fundamental
es la buena intención, y el poder de autocorrección. La crítica de
la ostentación y el lujo como forma de vida, es otra de las cosas
que aunque parezca un tema menor destaca por su extraordinaria
expresividad, y por la influencia positiva que puede tener en la
mentalidad colectiva.
Es verdad que la Iglesia tiene ante sí muchos retos, pero puede
resolverlos de muchas maneras. En todo caso, lo más importante,
en mi opinión, es su labor social y asistencial que abarca una gran
cantidad de acciones en su lucha contra el hambre, la opresión, el
racismo, etc.
Es cierto que la imagen del catolicismo y, en general, del cristianismo
si consideramos las investigaciones sociológicas no sale muy bien
parada en una parte de la población, generalmente, la joven. Por el
pensamiento generalizado de que las grandes riquezas del patrimonio
de la Iglesia Católica, no son empleadas para la eliminación del
hambre de mil millones de personas. Aunque escribe el profesor Noah
Harari en su libro de Animales a dioses que: «Cada año la población
de Estado Unidos gasta más dinero en dietas que la cantidad que se
necesitaría para dar de comer a toda la gente hambrienta en el resto
del mundo».
Es indudable la inmensa labor realizada por Cáritas a favor de los
que necesitan ayuda en el mundo, y también por la multitud de
misioneros que desarrollan un trabajo admirable. Y esto es lo que
debe ser reforzado, a mi juicio, ante los graves problemas que plantea
un capitalismo neoliberal despiadado para una gran parte de los
individuos. El valor del beneficio y de la ganancia material no debe
ser lo que dirija los afanes humanos, ya que produce desigualdades
crecientes e injustificadas.
Y el papado de Francisco considero que es caracterizable por una línea
de pensamiento compasiva y cordial y, sobre todo, por una acción
fraterna y desinteresada que se extiende a todos los seres humanos.
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