Con la reciente aparición del número cinco de Filigramma (disponible en: bit.ly/3gnH4Gs), la revista literaria del Círculo de Escritores Sabersinfin (CES), salió a la vista la pertinencia de olvidarse de sí mismo, aunque sea a ratos, para poder aportar.
Filigramma, además de ser un vehículo literario para compartir lo que están creando los integrantes del CES, es una especie de laboratorio que genera condiciones para hacer meta lecturas de los procesos que se gestan en su seno.
Con la publicación del número cinco no ha sido la excepción.
Quedó de manifiesto un elemento que ya está haciendo mella en algunos, quizá muchos: el cansancio, el hastío y la saturación que está provocando la contingencia sanitaria del Covid-19 y la secuela de crisis humanitaria que trajo consigo.
Tristemente empieza a predominar esa postura por la cual ya nos da lo mismo si son setenta mil, cien mil o un millón de muertos en nuestro país a causa del coronavirus, mientras nosotros mismos y nuestro ámbito más cercano no sea afectado, y casi al mismo nivel de importancia, mientras tengamos los recursos económicos para continuar en el día con día.
Visto a la luz de cómo tendemos a reaccionar como especie, es entendible que la gran mayoría de personas se guarezcan en sus fortalezcas para salir adelante, pero esto ocasiona actitudes desesperadas, protagónicas y egoístas, que van desgastando poco a poco nuestras relaciones sociales con los demás.
Por lo mismo, pareciera que es imposible en estos días dar de sí, sin pensar en cómo nos será remunerado nuestro desprendimiento.
En medio de la rebatinga por la continuidad, olvidarse de sí mismo como fulcro para conformar resistencia humanista, es un privilegio del cual el arte es pasaporte.
Reflexiono sobre todo esto mientras leo con detenimiento el editorial lúcido de Filigramma número cinco escrito en esta ocasión por Sarahí Jarquín Ortega, quien afirma: “Nuestro tiempo de cuarentena nos ha permitido reflexionar en el inimaginable sufrimiento de hombres y mujeres de todo el mundo que sucumbieron al terrible contagio del “Coronavirus Covid-19”. Por alguna razón la conmoción social de la pandemia, ha sido un medio para redescubrir la calidad y bondad del ser humano. Hombres y mujeres olvidándose de sí mismos; han trabajado arduamente en estos tiempos tan confusos para ayudar a los necesitados. Sus acciones dirigidas más en dar que en recibir, son claro ejemplo que “dar” es más significativo que “recibir”. La conexión emocional compartida ha llevado esperanza al sufrimiento y el milagro de la vida ha prevalecido”.
En efecto, son días de tomar inspiración de todos lados, de cobrar vigor de los ejemplos de entrega que tenemos en frente, pero que nuestro sesgado ensimismamiento nos priva de ver que podemos dar mucho desde nuestra propia situación, sin importar que tal vez no haya los recursos económicos deseables, porque podemos dar lo impensable, lo inmedible, como es el caso de lo que seguramente genera la literatura, nuestra literatura.
En ese sentido remata el mensaje de Sarahí: “Deseamos que artículos, cuentos, narraciones, poemas y diversos textos elegidos despierten emociones que asoman la esencia del ser humano para encontrar el sentido de la felicidad”.
Me queda claro que ese “olvidarse de sí mismos”, no se refiere a la actitud filosófica de introspección, sino a la posición egoísta que no deja ver más allá de nuestras necesidades inmediatas.
Hay que olvidarse de la posición reduccionista del yo, para ingresar a los terrenos extensos del profundo YO, que es manantial del inquebrantable NOSOTROS, fusión que nos permite intuir la belleza de la UNIDAD.
Por lo anterior, agradezco y felicito a quienes hicieron posible el número cinco de Filigramma: Leticia Díaz Gama, Olivia Sesma Rascón, Luis Manuel Pimentel, Juan Carlos Martínez Parra, Alicia Flores Ramírez, Lilia Rivera Corcorán, Armando Bañuelos Romero, Macedonio Vidal, Nicholas Gutiérrez Pulido, Sarahí Jarquín Ortega, Yamel V. Mendoza, Joel Samperio Tepale, Moisés Gómez Maldonado, Luisa Polanco y Roberto Martínez Garcilazo (in memoriam).
Nos vemos la próxima semana, hasta entonces.
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