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La maldición de los programadores

Nieves Fernández
miércoles, 2 de septiembre de 2020, 09:18 h (CET)

En épocas de incertidumbre, pese a no ser incertidumbres graves que afecten a la salud, porque eso ya es de coger el pánico y salir corriendo, hay una maldición que afecta a los programadores profesionales, no hablo de programadores informáticos que esos tienen una o más de una maldición en los virus ídem, sino a los programadores de organizar eventos y actos públicos: la maldición de tener que aplazar, anular, posponer, cambiar de fecha, olvidar un evento, e incluso adelantar, (¿quién lo diría?), un acto festivo o cultural previsto en un lugar determinado y en una fecha fijada de antemano.

Porque fijar una fecha, lo que es fijar una fecha es sencillo…, decimos: yo quiero hacer esto para mi gente, mis ciudadanos, en este día de este mes y de este año. ¡Bien! Lo primero, debo darme cuenta del día que estamos hablando, porque quizá queremos un día especial, de esos internacionales que tiene el calendario, y vemos que lo mismo hay que adelantarlo o atrasarlo, como se hace en las pequeñas fiestas de barrio, para que coincida con no sé qué maravillosos intereses o coincidencias excepcionales, y que sin ser ese día no tendría la magia buscada.

Encontrar un artista o grupo de artistas también tiene su aquél, porque lo mismo que tienes fechas fijadas para los actos, antes de llamarlo para concertar contrato o colaboración, el artista puede estar felizmente saturado y fastidiar el cartel que con tanto mimo y cariño se diseñó, y no me refiero a los triangulitos rojos y blancos que le daban un aire de divertido desenfado. Entonces, llega la famosa frase de que “nadie es insustituible”, y como tal, buscas sustitutos que ¿por qué no?, superan a quien inicialmente debía ocupar su puesto.

Programar es difícil, lo reconozco, llevo treinta años programando actos festivos, infantiles, literarios, lúdicos, culturales y nunca he visto tal debacle como a la que estamos asistiendo, en el desastre de programaciones culturales y de todo tipo, ocurridas a nuestro alrededor.

Tal es el caso que si ves algo anunciado en pantalla, o papel, con sus mejores galas y esperanzas de salir a flote, en este confinamiento de distancia social poco celebrativo, ocurre que enseguida las palabras fatídicas de anulado o aplazado se encaraman en marca de agua sobre el cartel, para fastidiar las ilusiones y esperanzas de espectadores y organizadores.

Podría poner el ejemplo de grandes ferias del libro, nacionales e internacionales, recitales, presentaciones, festivales musicales de verano, o de teatro, pero a mi mente vienen unos cuantos actos programados en mi infancia que por un motivo u otro se quedaron en el saco de lo aplazado, en el triste limbo de palabras silenciosas y arte escondido, actos anulados que dolieron por distintos motivos, ahora nostálgicos, como una lluvia en un cine de verano, incluso con motivos desconocidos para desprogramarse, y hasta de censura, malditos motivos, como los que comenzaron en marzo de este año fatídico de 2020. 

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Creo en las sociedades estructuradas y maduras, donde la familia es la estructura básica de la sociedad. La familia es importante, pero siempre tendrá la importancia que los poderes públicos quieran darle. La familia es la célula fundamental de la sociedad y el entorno en el que se desarrollan, aprenden y forman los que primero son niños y luego llegan a ser los ciudadanos que a su vez formarán la sociedad.

Que para eso ha sido convocado. Sí, ya está ahí, y Sánchez será salvado por la campanada del Congreso sociata de Sevilla que va a ser el milagroso resucitar de una mudanza anunciada en los últimos días, semanas, meses y más de un año, o cinco. Nada menos que un Congreso Federal socialista, y además, en Sevilla; ahí es nada; el no va más, ni menos.

En el ámbito del cuidador familiar, las mujeres suelen asumir un papel protagónico, hijas, esposas, hermanas, rara vez nueras, cargan con la responsabilidad de cuidar a sus seres queridos mayores, especialmente cuando estos sufren enfermedades como Alzheimer y otras demencias.

 
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