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​Foucault y el poder

​Analizar los micropoderes que actúan en la sociedad también es necesario después de la muerte de Foucault
José Manuel López García
viernes, 25 de septiembre de 2020, 08:28 h (CET)

La filosofía de Michel Foucault es una de las más influyentes en el mundo contemporáneo. Nació en 1926 y falleció a los 57 años en 1984. Su labor como profesor y escritor se expresó en obras decisivas para la comprensión de las relaciones de poder. Criticó el modelo jurídico y negó la validez de la concepción marxista de la sociedad y del poder.

Desde sus análisis se entiende que la autoridad es el ejercicio de fuerzas que están sometidas a una dinámica de conflictos y confrontaciones. Investiga de una manera profunda y llega a la conclusión de la necesidad de adoptar enfoques de investigación más positivos o científicos.

Existe en la sociedad un juego de relaciones móviles y desiguales y unos puntos de resistencia cambiantes en relación con el poder o la dominación.

Para Foucault es indudable que «El ejercicio del poder consiste en “conducir conductas” y en disponer la probabilidad». El poder se manifiesta en las acciones de gobierno. Realiza estudios acerca de la historia de las instituciones sociales y también de las costumbres y formas de vida.

De este modo se da cuenta de que no es suficiente con un análisis de la razón, ya que también es necesario analizar lo irracional en el ámbito de la sociedad. De todas maneras, conviene recordar que no apuesta por lo irracional como sostiene Habermas.

Este filósofo francés investiga sobre la dominación ejercida sobre los hombres y las mujeres a lo largo de la historia y las manipulaciones hechas sobre la conducta humana. Y llega a decir que existe una práctica de los estados modernos que denomina Biopoder que se expresa en las formas de «explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población». Son ejemplos claros de esto la Inquisición, la esclavitud, etcétera.

Todo esto se manifiesta también en la Biopolítica que es un neologismo creado por Foucault y que es la fuerza o coerción del poder aplicada sobre la vida de los individuos y las poblaciones. Es como si los Derechos Humanos saltaran por los aires.

En sus investigaciones elabora una crítica histórica de la modernidad que surge de lo planteado por Kant. Es, por tanto, una actividad original de examen de la realidad a lo largo de los siglos y también de la actualidad continuando la senda kantiana. Está muy influido por el vitalismo de Nietzsche y también por otros filósofos alemanes.

Comparte con Heidegger sus críticas al sujeto cartesiano y a la técnica occidental por la deshumanización que causa. Se puede ver que existe una microfísica del poder. Es definible claramente un poder social que está constituido por una multiplicidad de poderes que se observan en la esfera social aunque estén, a mi juicio, bajo el dominio del poder estatal y del imperio de las leyes.

Foucault insiste en que no existe un único poder, porque son objetivables o identificables múltiples relaciones de autoridad que se interconectan y manifiestan sutilmente.

Actualmente, se echa de menos un mayor reforzamiento del poder individual o de la autonomía de cada persona frente a entidades que pretenden dominarlo en diversos aspectos de la vida.

La sociedad parece que es más importante que los sujetos y no debe olvidarse que los derechos individuales y el respeto absoluto de los mismos es lo que reafirma el valor de los planteamientos humanistas y democráticos.

Analizar los micropoderes que actúan en la sociedad también es necesario después de la muerte de Foucault. Porque estamos viviendo en una realidad muy dinámica y cambiante. La velocidad de cambio y transformación es muy rápida y la confusión y las consecuencias inesperadas por causa de la complejidad son enormes.

De todos modos, el respeto a las minorías y la democracia deliberativa y colaborativa son recursos o medios que potencian la justicia y el equilibrio social en un mundo tan globalizado e interconectado como el actual.

Ya se está planteando la posibilidad de que existan unas relaciones de poder más horizontales y menos jerárquicas desde planteamientos que consideren también la necesidad de incorporar datos procedentes de los expertos para tomar mejores decisiones.

Los debates y discusiones sobre cuestiones de legislación laboral y sobre otras cuestiones sociales y económicas deben basarse en confrontaciones de ideas y argumentaciones para hallar vías de salida a los problemas propios de un cambio de era o de civilización. La aceleración tecnológica está teniendo efectos que se dejan sentir en el rápido cambio social y esto repercute en la vida de todos.

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