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Opinión
Etiquetas | Hispanidad | Democracia | 12 de octubre

Día de la Hispanidad: La Virgen del Pilar y la reina Isabel la Católica

No dejen nunca de sentirse españoles y estén orgullosos de serlo
Francisco Rodríguez
lunes, 12 de octubre de 2020, 11:41 h (CET)

Me dispongo a escribir mi artículo semanal el Día de la Hispanidad. Seguramente los que andan empeñados en pergeñar la ley de “Memoria democrática”, quisieran borrar de un plumazo el pasado de nuestra Patria y su devoción a la Virgen del Pilar, como si todo hubiera empezado en el 1931.

Vivimos en un mundo convulso con la pandemia del Covid y la ruina que se avecina para los próximos años. ¿Qué será de España? Hay quienes están empeñados en que volvamos a las cartillas de racionamiento y nos parezcamos a Venezuela, Cuba o Argentina, donde una minoría de gerifaltes ejerce un poder omnímodo sobre un pueblo dependiente que espera la limosna de los poderosos.

Todos los españoles de bien debemos unirnos para evitar la catástrofe que se avecina y poder seguir elevando nuestra bandera entre las naciones libres. No crean que exagero, quizás me quedo corto.

Toda América desde California a la Patagonia recibió de los españoles que llegaron allí en 1492 el cristianismo y la civilización. Nuestra reina Isabel de Castilla no consintió, desde el primer momento, que se tratara como esclavos a los indios y cuando entró en duda nuestro derecho, se discutió en Salamanca todo el proceso que siguió apoyado por Calos V, Felipe II y sus sucesores.


Pero en lugar de examinar la actuación española en aquel continente, somos tan obtusos que ensalzamos al fraile Bartolomé de la Casas que no quería que los indios trabajaran sino que se trajeran negros de África, pues pronto empezó la trata de personas, reyezuelos que cazaban a otros negros para venderlos a europeos de varias nacionalidades que entraron a saco donde pudieron.

Alguna vez he escrito sobre el juicio de residencia que se hacía a virreyes y gobernadores cuando cesaban en sus cargos y todos los que se sentían agraviados podían pedir justicia y los culpables eran condenados. ¿Podríamos hacer eso ahora a nuestros gobernantes? Muchos tribunales pero pocas sentencias y demoras, muchas demoras.


Aprovechando el mal gobierno de Carlos IV y Fernando VII muchos territorios consiguieron su independencia por obra de malos españoles que la querían para caer como buitres sobre las propiedades de los indios y rapiñar todo el oro y la plata de las haciendas de cada colonia. ¿Reivindicamos acaso las reducciones que pusieron en marcha los jesuitas, víctimas de las ideas progres de Carlos III? Hemos visto alguna película sobre ello.

Hay que reconstruir nuestro ser de españoles con la historia de España, de toda España, desde la reconquista donde nos fuimos forjando hasta la obra del mallorquín Fray Junípero Serra que fundó ciudades en el oeste americano, desde Méjico al Canadá, bautizándolas con nombres cristianos como San Diego, San Francisco, Los Ángeles, etc.

Por favor déjense de memorias democráticas para adoctrinar a las nuevas generaciones y ofrezcan la verdadera historia de España, desde San Isidoro a Isabel la Católica, de la que podemos sentirnos orgullosos.

En mi tierra, Granada, podemos visitar la Alhambra, pero no dejen de detenerse en la Capilla de Reyes de Granada, donde duerme la reina enamorada de sus altas querellas: madre de España, madre de la América hispana y si pasan por Zaragoza visiten a la Virgen del Pilar y se sentirán mejores españoles.

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Se dice por ahí, que hay tantas verdades como mentiras, pero, de entre las primeras, solo una se impone como verdadera, se trata de la verdad oficial. En cuanto a las mentiras, son simples mentiras creadas para que sus productores tengan una ocupación y su despliegue mediático sirva de entretenimiento al respetable. No pasa nada si estas últimas son inofensivas, es decir, si siguen el juego al sistema y se mueven en el terreno del espectáculo.

Ni sindicatos, ni organizaciones patronales, ni ONG's, pagan siquiera el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), dado que los Ayuntamientos también los han declarado exentos del pago de ese impuesto. Es de resaltar que el patrimonio inmobiliario de que disfrutan estas organizaciones, situado generalmente en las mejores zonas de las grandes ciudades, les obligaría a realizar unos importantes pagos anuales que en virtud de la ley eluden por completo.

En un mundo donde la información se pasea por las redes y los aparatos móviles y el papel va desapareciendo a ritmo de vértigo en las casas y en las empresas de todo tipo, es necesario recrearse un poco en estas misivas que siguen estando presentes, con tal de reivindicar su hegemonía, para recordarnos que si antes fueron muy importantes, lo siguen siendo ahora también en pleno siglo XXI.

 
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