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Latinoamérica, mi espacio vital

​Cada una de esas experiencias me ha aproximado poco a poco a sentir profundamente a Latinoamérica como mi casa, mi espacio vital
Abel Pérez Rojas
martes, 27 de octubre de 2020, 10:13 h (CET)

Cada vez me queda más claro que los países hermanos del centro y sur de América son la extensión de mi entorno y de mi espacio vital.

Cada día siento más a Latinoamérica como mi casa y a los hermanos latinoamericanos como mis compatriotas.

Parece mentira que esa realidad siempre ha estado frente a mí, pero no había tomado conciencia de, hasta que llega el momento preciso y hay una confluencia de factores.

Ahora que hago un recuento veo que hay varios hechos que poco a poco me han llevado al punto que ahora les comparto.


Hace como diez años me contactó el colombiano Álvaro Pérez Rojas, quien se había dado a la tarea de establecer una red entre todas las personas cuyos apellidos fueran: “Pérez Rojas”.

Durante un par de años tuve contacto con él y ocasionalmente me enviaba por correo acciones públicas destacadas de algún “Pérez Rojas”.

Por supuesto, la gran mayoría de la comunidad estaba específicamente en Latinoamérica.

Luego, me propuse escribir una serie de poemas sobre héroes nacionales latinoamericanos, por ello, publiqué un par de mi autoría sobre Antonio José de Sucre y Simón Bolívar.


Para mi sorpresa a la fecha ambos poemas tienen amplia aceptación y suman miles de visitas. La construcción de esa línea de mis poemas aún sigue en construcción.

Posteriormente, o quizá a la par, desde hace algunos años de forma asidua, en Sabersinfin.com venimos publicando noticias referentes a las investigaciones realizadas por la comunidad académica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), esto nos ha acercado mucho a la realidad colombiana.

Aunado a lo anterior, en los catorce años últimos, he tenido la oportunidad de entrevistar a artistas, intelectuales, deportistas, funcionarios y universitarios de casi toda Latinoamérica.

Pero, nada como el homenaje del cual fui objeto hace casi un año, de parte del Centro Escritores Argentinos y Latinoamericanos (CEAL) sede central con adhesión de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires Argentina (SEP) filial Mar del Plata (bit.ly/35vLDev).

Realmente ese gesto me robó el corazón y siempre estaré agradecido con la destacada poeta Aurora Olmedo, quien llevó al seno del CEAL la propuesta de homenaje.

Muy recientemente el semiólogo venezolano Luis Manuel Pimentel ha venido conformando una Antología Literaria Sin Fin, al interior del portal que dirijo, y con ello, escritores latinoamericanos cada vez están más cerca de nosotros.


Cada una de esas experiencias me ha aproximado poco a poco a sentir profundamente a Latinoamérica como mi casa, mi espacio vital.

Tal vez, la experiencia que me dio la puntilla tuvo que ver con una charla que sostuve con una de mis hijas, quien después de realizar una estancia en Alemania, recorrer gran parte de Europa, y ahora estar aprendiendo francés y chino, hace algunos meses me dijo: “papá, no te has dado cuenta que Latinoamérica es nuestra casa, porque compartimos todo: lengua, costumbres, cosmovisión, arte, historia. Los países europeos tienen a la Comunidad Europea, nosotros tenemos a Latinoamérica”.

Fue como una especie de sacudida que me hizo proponerme fundirme con Latinoamérica.

Poco a poco he ido avanzando en territorio del sueño bolivariano

Debido a la iniciativa #Poesíaalasocho, ahora #Poesíaalasdiez, he ido caminando en tierra firme en esa dirección.

De la mano de Aurora Olmedo, Leonardo Fabio Marín y Marco Muñoz del Campo he dialogado con escritores y artistas latinoamericanos que me eran invisibles, a pesar de su enorme talento.

Omito mencionar nombres para no cometer injusticias, pero quienes siguen mis transmisiones saben de lo que hablo.

Todos los días pretendo asumirme universal gracias a mi entrenamiento en meditación, y sin embargo, de repente, como un edén que emerge al lado de la carretera, ha surgido la riqueza, bondad y nobleza de Latinoamérica.

Repito: cada día siento más a Latinoamérica como mi casa y a los hermanos latinoamericanos como mis compatriotas.

Soy afortunado por poder experimentar todo esto.

Vale la pena intentarlo. Vale la pena darse cuenta.

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