Setenta y tres Altos Mandos del Ejército de Tierra han enviado un escrito al Capitán General de las Fuerzas Armadas, es decir, a S. M. Felipe VI, en la que muestran su desasosiego por la situación a la que el Gobierno social-comunista ha abocado a España.
En algunos medios de comunicación se ha podido leer que son exmilitares. Prensa afín al Gobierno que utiliza esa expresión con la intención de quitarle importancia al hecho.
La carrera militar, al igual que el sacerdocio, imprime carácter, más aún si se es de profesión. Aunque estén retirados, siguen siendo militares, y, si no dirigen tropa, no se les puede quitar la importancia que conlleva esa actitud de malestar, ante el rumbo que lleva el Gobierno de España.
No se trata de ruido de sables, ni de cuarteladas. Es la manifestación de la intranquilidad que no solo los militares sienten, sino la de todos los españoles de bien que vemos cómo nuestros dirigentes políticos conducen a nuestra España hacia un precipicio en el que se puede despeñar.
Ellos lo han puesto de manifiesto, con la categoría y responsabilidad que les otorga su condición de Altos Mantos de nuestra Ejército, lo que las personas normales no podamos hacer y, aunque lo realizásemos, no nos prestación atención alguna.
El gusano que no muere, la carcoma está royendo la estructura de nuestra Democracia, y el borrón y cuenta nueva que todos los partidos políticos, abandonando sus intereses particulares, y, en aras del bienestar de los españoles, llevaron a cabo y se pusieron de acuerdo para dotarnos de una Constitución que nos uniera y que esa transición de Dictadura a Democracia se llevase a cabo sin derramamiento de sangre, cosa que fue el asombro del mundo libre, ¿se va a quedar en agua de borrajas?
Alfonso Guerra llegó a decir que el Socialismo iba a poner a España de tal manera que no la reconocería “ni la madre que la parió”. Aunque con el mandato de Felipe González comenzó la corrupción y Juan, el hermano de Alfonso, con su famoso despacho de “los cafelitos”, concediese favores y prebendas a cambio de suculentas comisiones, jamás se llegó a una situación como en la que ahora nos encontramos.
Estos militares han manifestado en su escrito que: España vive una situación de “deterioro”, en la que la “cohesión nacional” corre graves riesgos, “tanto en su vertiente política como económica y social”.
Pedro Sánchez y sus conmilitones no habrían podido llevar a España más bajo, ni ellos subir más alto.
Pedro es un hombre sin vergüenza, sin dignidad y sin respeto a sí mismo. Las hemerotecas y filmotecas, a poco que las repasemos así nos lo demuestran.
En cierta ocasión, en una entrevista que le realizaron en una cadena de televisión manifestó, son palabras textuales:
“Yo con Bildu no me voy a reunir”, “con Bildu no vamos a pactar”, “esa pregunta ofende” o “si quieres lo digo cinco veces”, “el PSOE tiene la misma posición: con Bildu no se acuerda nada”. En España tenemos un dicho, ya poco usado que es: “Yo me visto por los pies”, con él se quiere indicar que un hombre íntegro cumplirá siempre su palabra y que luchará contra viento y marea para demostrar que lo que dice “va a misa”, es decir, que su palabra es firme como una roca.
¿Por dónde se viste Pedro? Es el hombre que se cisca en su palabra antes de que se pierda el sonido de haberla dicho. Y para mayor abundamiento, con tal de mantenerse en el poder, ha pactado con quienes desean fervientemente romper nuestra unidad. Son los filoetarras de Bildu y los de Ezquerra republicana. Los primeros son los representantes políticos de la ETA, banda de asesinos y criminales que tienen en su haber casi un millar de muertos, y los segundos, desde el momento de su fundación en 1931, no desean otra cosa que romper la unidad de España y formar un Estado independiente.
Esos son los indeseables que, junto con Podemos, lo mantienen en el poder, y, para mayor abundamiento, Pablo Iglesias, nada menos que todo un vicepresidente segundo del Gobierno, no se recata y manifiesta públicamente que la finalidad de su partido es “avanzar hacia una nueva república”, que “llegará más pronto que tarde”.
¿Es acaso eso lo que deseamos los españoles? ¿Soportaremos los hombres de bien por más tiempo a estos indeseables cuyo propósito es destruir a España?
Bien han hecho estos militares con manifestar su inquietud por el camino desastroso por el que estos politicastros nos están conduciendo. ¿No habrá una reacción de los que amamos a España, que diga: ¡Basta ya! ¡Hasta aquí hemos llegado! y los desaloje de las poltronas que tan inicuamente ocupan?
También yo, ciudadano normal, estoy preocupado por España.
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