Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cesta de Dulcinea | Incertidumbre | Pandemia | Juventud | Lectura

Vuelos y altos vuelos

Volar, siempre es posible, aunque sea leyendo en esta primavera tímida los libros en su celebración más quijotesca de autores afamados
Nieves Fernández
miércoles, 28 de abril de 2021, 03:05 h (CET)

Ya deben, debéis haber visto los drones voladores, pero no los que llevan paquetes a cualquier localidad, por escarpada que esta sea, o difícil terreno que tenga, o que exija o aconseje un dron accesible, generoso y servicial; no, me refiero a los drones donde algunos jóvenes se enganchan los pies cual esquíes del cielo y con su mismo volumen y movimiento vuelan, sí, vuelan, de momento por trozos de cielo recortado y controlado, porque si no, mal estaría nuestro cielo con todos esos chicos volando como Harry Potter en sus partidos de bolas doradas. Pertenecen a esos grupos de jóvenes que prueban en uno u otro siglo cómo podrían volar, a veces se tiran por abismos y vuelan de otra forma, pero vuelan también. Hasta se llega a Marte para descubrir que si voláramos hasta allí, seríamos entes evaporados. Altos vuelos son esos pero el hombre lo sigue intentando.


“Todo está en el aire”, nos dice una señora entrevistada en televisión, aunque ella se refería a los trabajos, a los hospitales, a las fiestas…, y sí, así es, todo está en el aire: en el aire está el virus, que antes no estaba, que posiblemente nunca estuvo y que ahora nos exige ventilaciones cruzadas, no exhalar humos en terrazas, no cantar, ni hablar mucho y, por supuesto, no dejar que entre ni salga ni una chispa de aires malvados por la mascarilla. En el aire está la incertidumbre que no nos confirma nada de cara al verano, todo está en el aire, no se ha de programar nada seguro, ni una salida al campo, ni un salto perimetral a tu casa o a ver a tu familiar medio lejano. En el aire están las vacunas de todo tipo, vial oral o vía intramuscular y su posología, igualmente sus efectos y el miedo que nos dan, en el aire se quedan. En el aire, el verano, y los juegos olímpicos, y los sanfermines, y el festival de Almagro, y la Feria de nuevo, y la Pandorga. Mientras tanto del aire y el mar siguen llegando turistas y migrantes, viajeros de la India a los que sí se les pedirá cuarentena como hacen con nosotros los del Reino Unido, y nosotros no hemos podido hacerlo con los franceses.


Las PCR vuelan también en los aeropuertos, muchos aviones siguen quedándose en Ciudad Real, en su hangar manchego hasta que esos pájaros gigantes puedan volar y poblar nuestros cielos de destinos curvilíneos de colores.


Volar, siempre es posible, aunque sea leyendo en esta primavera tímida los libros en su celebración más quijotesca de autores afamados. O rememorando otros lugares que también nos hacer volar la imaginación junto a otras personas.  Seguiremos volando con el pensamiento, aunque esté cerca la libertad de vuelo en las comunidades, en los pueblos, en los países y en los continentes. Ya sabemos que las turbulencias siguen, y aunque sea en un vuelo raso, y con elecciones de por medio ojalá que siempre podamos controlar nuestras alas.   

Noticias relacionadas

España tiene un ámbito de relación natural con muchas naciones iberoamericanas, es una relación a nivel político, económico y cultural, ya que más de 700 millones de personas comparten legado y lengua, un legado hoy amenazado por regímenes totalitarios y comunistas, apoyados por el narcotráfico y terceros países.

Los dirigentes de las grandes potencias, con Estados Unidos a la cabeza, no paran de decir que su tarea es combatir las fuerzas del mal en todo el mundo. Aseguran que sus enemigos son quienes vulneran las leyes, que su propósito es perseguir a los criminales y terroristas que ponen en peligro la vida de miles de seres humanos inocentes y, por supuesto, doblegar a los enemigos de la libertad y la democracia.

La Medalla Milagrosa no es un simple trocito de metal con carga religiosa que alguien decidió acuñar por capricho. Se trata de un objeto que surge de las apariciones marianas de 1830 en la Rue du Bac, en París, a una joven religiosa, Santa Catalina Labouré.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto