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​Miguel Ángel Revilla apedrea su propio tejado

La Asociación de Empresarios de Hostelería de Cantabria (AEHC) no puede pasar por alto este ‘atentado’ a su dignidad y a la de sus negocios
Jesús  Salamanca
sábado, 8 de mayo de 2021, 02:30 h (CET)

Miles de negocios cerrados en Cantabria y en toda España. Infinidad de empresarios han visto cómo iban al traste sus negocios, ilusiones y futuro. Tampoco han faltado quienes optaron por el suicidio ante la agobiante situación y los créditos ya impagables. Casi 700.000 autónomos destrozados. Miles de familias rotas. Colas interminables y angustiadas ante los Bancos de Alimentos. Cientos de desgracias familiares ante la frustrante situación que crearon los políticos, en muchos casos sin hacer caso a la autoridad sanitaria y sintiéndose más papistas que el Papa. A la vista del atropello cometido por Revilla no puede esconderse la Sanidad cántabra ni la española. ¿Recuerdan a los ‘vacunajetas’? Es lo mismo, pero en el ámbito hostelero.


Y, mientras tanto, el señor Revilla (lo de ‘señor’ sólo por educación porque el respeto ya se lo he perdido desde que se demostró su desprecio a los hosteleros cántabros) saltándose sus propias normas, igual que antes lo hicieron Ábalos, Celaá, Garzón, la fiscal general o el propio presidente del desgobierno socialcomunista, proetarra, proindependentistas, progolpista y pronacionalista.

Lujos, puros, falsas negativas, abusos… “¡No es mío el puro!”, decía el cachicán cántabro. ¿De quién carajos es, Revilla? Al final, el puro sí era suyo, pero lo había traído de casa, como si eso fuera un atenuante. Hay que tener poca vergüenza, o tal vez ninguna, para poner y exigir medidas a la ciudadanía y ser el primero que se las salta y las pone en solfa. La Asociación de Empresarios de Hostelería de Cantabria (AEHC) no puede pasar por alto este ‘atentado’ a su dignidad y a la de sus negocios. “El teatro no se hace para contar las cosas sino para cambiarlas”, en palabras de Gassman, de ahí que no pueda quedar la denuncia en una simple grabación para las redes sociales y la mofa nacional.


¡Saltimbanqui y político de segunda fila, regalador de anchoas, patoso en fiestas y chivato de eventos, además de mediocre surfista de la realidad diaria! También este personaje se hace la víctima aludiendo a los insultos que sufre su familia. Mal, muy mal eso de culpar a otros de los errores del ‘ciego y sordo’ papá. Estoy contra eso porque la dignidad de los hijos no puede cargar con la insensatez de los padres. Miguel Ángel Revilla debe marcharse “a su casa”, dice el presidente de la hostelería cántabra. “¡Es fácil ver los toros desde la barrera y no jugarse el pan del día a día, como hacen las 7.000 familias de hostelería de la región!”. Y ese parece ser el sentir mayoritario de los cántabros.


Señor Revilla: aunque no quiera dimitir, se lo vamos a recordar a diario. Usted ya es poco más que un meme, un mal chascarrillo, una pesadilla a la deriva, un atentado a la convivencia, un despropósito de la norma…Y si los empresarios de la hostelería le siguen consintiendo sus estupideces y bravuconadas, entonces es que tienen lo que merecen. Póngase de puntillas y vea los que hay en las demás comunidades, con casi todo abierto y con menos datos de contagio que Cantabria. Los políticos han hecho comulgar a los hosteleros con ruedas de molino, los han subido al ‘Gólgota’ y parecían dispuestos a arrojarlos desde el ‘Taigeto’, pero no han demostrado que el sector haya superado el 0,02% de los contagios. 


¡Váyase, señor Revilla, váyase y deje de hacer el ridículo! Si se queda será un indigno y parasitario presidente de Cantabria. Le apuntarán con el dedo allí donde acuda, aunque sus falsetes amigos de La Sexta intenten blanquearlo cuanto antes. Más vale que acuda a los tribunales en defensa de los intereses de sus conciudadanos: rescate las decenas de millones del IVA que María Jesús Montero le ha tangado. ¿Para qué está Mazón?  A ver si ahora también van a sumar mal sus adláteres. ¿O suman así de forma interesada? Mire usted, el secretario de un pueblo de Castilla, allá por los años treinta del siglo XX, sumaba aleatoriamente: cinco y cinco son diez, y de diez me llevo cuatro. ¡No me joda, señor Revilla!


¡Vaya a los tribunales, como ha hecho su amigo Mañueco en Castilla y León! Luche por Cantabria, trabaje por Cantabria en vez de hacer de ella un chiste. Viva Cantabria, señor Revilla. Acuérdese de la ganadería, la hostelería, la confitería, la agricultura, el turismo, el sector lácteo, por poner unos ejemplos. Trabaje, presi, pero trabaje de verdad, en vez de hacerlo de cara a la galería con balcones. Lo que ha hecho, saltándose la normativa de forma premeditada y alevosa, también es corrupción. No es necesario llenarse los bolsillos para estar corrompido. La corrupción es muy amplia y las corruptelas muy diversas.


¡Salud, presidente!

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