Recuerdo como si hubiera sido ayer aquel decreto emitido a través de todos los medios de comunicación en el que se nos confinaba sine die. No nos imaginábamos entonces la repercusión que iba a tener en nuestras vidas esta “nueva normalidad” y el largo plazo de duración de la misma.
Ayer pudimos recuperar gran parte de la libertad para movernos y comunicarnos, que se había perdido especialmente por aquellos que, por ser mayores, estábamos en situación de grave riesgo, debido a la especial virulencia del bicho para los que tenemos un DNI con cierta antigüedad. Este es el motivo que me hace transmitirles esta buena noticia de hoy.
Alguna ventaja tenemos que disfrutar aquellos que hemos superado con creces la fecha de jubilación. Afortunadamente, nos han tenido muy en cuenta a la hora de repartir las vacunas que nos alejan del peligro de sufrir la enfermedad del Covid-19. Y a fecha de hoy, casi todos hemos recibido las dos dosis preceptivas de la vacuna y gozamos de cierta inmunidad.
Por eso no dudé en apuntarme como voluntario para el traslado de más de cuatrocientos mayores, acogidos en diversas residencias malagueñas, al teatro del Soho Caixabank. La gerencia del mismo, encabezada por nuestro Antonio Banderas, obsequió a dicho colectivo con un concierto basado en música de películas interpretado por la orquesta sinfónica Pop, titular del teatro, bajo la dirección de Arturo Díez Boscovich: un director excelente, que podía buscarse también la vida como monologuista –además de ser un gran músico es un extraordinario comunicador-. Su descripción de los diversos números conquistó al público desde el primer momento.
Pero como no se trata de hacer una reseña del evento, sino resaltar las extraordinarias consecuencias del mismo, me ciño a la constatación de las ganas de recuperar una vida normalizada por parte de los mayores. Ese colectivo que se ha encontrado solo ante una situación desconocida y que pudo disfrutar de la vuelta a la calle y a los espectáculos, gracias a los desvelos de muchos voluntarios, tales como la Fundación Harena, promotora del concierto, la Fundación de la Caixa, la Fundación Banderas y otras tantas entidades que no les han abandonado a lo largo de estos meses.
Era un auténtico deleite ver a los mayores cantando y palmeando con la orquesta o a alguna “parejita” disfrutando del concierto cogidos de la mano. El continuo desparpajo con el que se dirigían a Banderas apenas asomaba al escenario, era un estallido de libertad recuperada. La desgarrada narración de los largos meses de soledad vividos por muchos mayores, fue el tema principal de las diversas intervenciones que varias de ellas tuvieron al inicio del evento. Todo ante la presencia de un montón de autoridades, incluido el Presidente de la Junta de Andalucía.
Maravillosa buena noticia de hoy. Los mayores vuelven a tomar la calle y los espectáculos. Jamás se ha visto un despliegue como este de andadores y de sillas de ruedas en un teatro. Antonio Banderas, que hasta se atrevió a coger la batuta en una de las intervenciones de la Big-band, se “enrollo” muy bien con el auditorio, lo que propició un diálogo chispeante y conmovedor. Pudimos observar como los discursos de los homenajeados fueron sumamente enriquecedores y llenos de sentido. Un auténtico espectáculo de convivencia entre generaciones.
¡Cuánto bien hacen esos jóvenes de la Fundación Harena! Son un ejemplo de generosidad y de amor por los mayores, a los que su aportación les ha permitido recuperar los aires de libertad. Esta se recupera no solo a través de las elecciones o de la política. La solidaridad entre generaciones nos hace a todos más libres.
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