Me llamo “YO” y, a estas alturas de la vida, tengo que reconocerte que estoy bastante cansado de todo… Me gustaría levantar la vista y ver algo que haya justificado tanta pelea… Dicen que tú tienes algunas pistas… La verdad es que no creo, sólo ha cambiado el tiempo y sus propuestas… el por qué, sigue igual.
Dicen que siempre sales en busca del extraviado… Algunos, comentan haberte visto y sentido… Otros, aseguran haber oído tu voz…
Yo, la verdad, dudo de todo eso porque mi mano no ha palpado nada, ni mis ojos han descubierto tu imagen… Sólo he contemplado realidades cambiantes… realidades personales… realidades finales... Simplemente… Mis amaneceres siempre han sido copias y creo que mi final será olvidado y por nadie recogido…
Tengo que reconocer que algunas veces, en mi vida, he huido… Algo, que nunca sabré, me hacía retirar la mirada… Algo, que alguna vez me pregunté, retorcía mis sueños… La “DUDA”, que así la llamaban, escribía constantemente mi devenir homínido…
Quizás tengan razón los que ponen nombre a las cosas que, sin hablar, han dibujado este mundo incomprensible pero real. Quizás tengan razón los que dan respuestas para justificar su vida… Quizás tengan razón los que, por si acaso, dibujan sueños. Quizás sea de cobardes huir sin mirar, sin conocer al posible enemigo, sin saber a dónde ir…
“YO” no sé lo que tú piensas, ni si has entendido todo lo que te he comentado… Me gustaría conocer tu opinión… Esa opinión que algunos llaman fe… Fe que mi “YO” no entiende, pero respeta porque la “DUDA” siempre anda dando vueltas… Al final, muchas “DUDAS” dicen que ven las cosas más claras. Por eso, las personas, con murmullos silenciosos, cuando los caminos llegan “a ningún sitio”, piden alguna explicación, la que tus seguidores expresan con un grito de esperanza: “NO ME RECHACES, AHORA QUE TE BUSCO”.
Hacía mucho tiempo que no me sentaba con alguien, para mi desconocido, que dice llamarse “DUDA”... Me gustaría que pusieras sobre esta mesa imaginaria lo que tus seguidores predican… lo que, según ellos, les da una fe que mi “YO” no entiende.
Vamos a ver, no sé cómo comenzar:
La “DUDA” tartamudea mucho porque es duda, pero siempre ha sido la aventurera, la que ha encontrado, si no, lo que buscaba, sí lo que le tranquilizaba… La “DUDA” siempre habla porque busca la verdad y es sincera cuando se expresa así:
“He caminado huyendo de muchas cosas que tú, mi dios, mi DUDA, me enseñaste… He vuelto la cabeza cuando creía oír tu voz… He buscado felicidad en un mundo lleno de egoísmo e insensible… y ahora, vacío, triste y sin futuro, vuelvo a Ti, mi DUDA… No me vuelvas la cara… dame tu mano… levántame y llena de nuevo mi vida de Ti…”
Estoy triste, ya lo sabes. El mundo me parece un desierto.”
“Me encuentro en la oscuridad, turbado y lleno de temores e inquietudes… te busco y no te encuentro… te llamo y no oigo tu respuesta…”
“¿Dónde estás, mi dios, mi DUDA?”
“Ahora, desorientado, recuerdo el tiempo cuando me llamabas y yo huía… Por favor, no me rechaces ahora que vuelvo la mirada buscando tu apoyo”
“Cuando el dolor ofusque mi corazón… cuando los hombres me abandonen… cuando el tedio me persiga y la desolación clave su garra en mí, TÚ, por favor, mi DUDA, no me abandones.”
“¡Háblame, dime algo, TÚ, ¡mi DUDA!”
La “DUDA” nunca tuvo respuesta… Se refugió en su FE…
Para la “DUDA” todo es real, aunque no se entienda… Como la expresión del “tartamudo”, clara y precisa para él, aunque a los demás les cueste comprenderla.
Todos somos un poco AGNOSTICOS porque cuesta querer palpar lo incomprensible. Creo que nos hemos entendido… Creo que nos hemos respetado… Creo que, la “DUDA” y el “YO” pueden convivir y “YO”, agnóstico, por si acaso, quisiera pedirte una pequeña cosa:
¡Preséntame a tu “dios”!... Es bueno hablar… aun tartamudeando…
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