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Aló, presidente Iglesias

Toda la oposición está unida contra esta ley que durará lo que dure el gobierno del PP
Pedro de Hoyos
miércoles, 1 de julio de 2015, 06:03 h (CET)
De las manifestaciones de los podemitas, sus tuits incluidos, me interesan sobre todo las primeras, aquellas que descargaban ante el micrófono o ante el teclado cuando no pretendían que les votáramos, cuando no pretendían caernos simpáticos y ganar nuestro voto. Allí se manifestaban sin prejuicios. Ahora, cuando la Ley mordaza del PP, esa ley que nos puede prohibir hacer gestos de desaliento ante las decisiones de Rajoy, tienen especial relevancia algunas de aquellas exhibiciones de leninismo que con cierto desprecio a quienes las escucharan soltaban en cuantito tenían la más mínima oportunidad. No obstante a estos nuevos ídolos de media España se les ve el plumero incluso ahora, cuando tienen que disimular. El leninismo les sale por los poros.

Como ustedes saben toda la oposición está unida contra esta ley que durará lo que dure el gobierno del PP, previsiblemente bien poco. Ante esta ley, los demócratas (y los que no lo son pero quieren beneficiarse de la democracia) se han rebelado hablando con la boca bien llena de la libertad de expresión. La libertad de expresión es básica, esencial, en una democracia. Se podría decir que son sinónimos, al menos que sin esa libertad tampoco existen las demás ni, por lo tanto, la democracia.

Escribir, defender opiniones, editar un periódico, tener una televisión, dar una rueda de prensa, son el cimiento del edificio de la libertad. De la Libertad, quiero decir. Cualquiera debe poder hacerlo. ¿Se acuerdan de cuando Franco? ¿Sabe cuántas televisiones había en España y para qué servían? ¿Y a quién servían? Pero sobre todo, ¿sabe usted quién era el dueño de esas teles? ¿Sabe algo de la censura que tenían que sortear los periódicos para salir a la calle todas las mañanas?

Pues Pablo Iglesias, que si Dios no lo remedia será el próximo presidente o vicepresidente de gobierno, quiere mejorar a Franco. A Iglesias no le mola que haya periódicos privados. Como Franco. Y quiere regularlos. Como Franco. Al final los extremos se juntan y unen sus fuerzas porque comparten un mismo fin: dominar. Iglesias dice en “El País” quiere regular los medios de comunicación para garantizar la democracia. Toma ya. La censura garantizará la libertad de expresión, le faltó decir.

Los españoles no somos en general conscientes de quienes son estos nuevos comunistas que nos prometen el oro y el moro con tal de alcanzar el gobierno. Hasta tal punto nos encogemos de hombros que Pedro Sánchez se ha aliado con ellos allá donde le ha convenido, es el precio del poder. Cuando esta gente radicalmente extremista, la meona de Colau entre ellas, nos regule los periódicos y las televisiones, cuando su programa estrella sea “Aló, presidente Iglesias”, ya será tarde. Nos hemos dejado prender por unos cantamañanas macarras que van a marcar nuestro destino. Nos pasará como cuando las hijas de Zapatero fueron vestiditas de góticas a ver a Obama: haremos el ridículo cada vez que aparezcan en la tele y el mundo se reirá de nosotros pero ahora no sabremos por qué, porque los medios estatales gobernados por esta panda de iluminados nos lo ocultarán.

Esa es la diferencia, señores leninistas, entre medios de comunicación libres y medios de comunicación “regulados”.

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