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Etiquetas | Sahara | Internacional

Controversia por mapa separatista del Sahara Occidental

Buscadores de Internet son criticados por tener una visión parcial del problema en el Sáhara Occidenta y difundir controvertidos mapas
Luis Agüero Wagner
viernes, 14 de agosto de 2015, 08:11 h (CET)
Los conocedores de la historia saben que el imperio marroquí de los almorávides dominó en el siglo XI todo el noroeste de Africa, incluyendo Marruecos, la ex provincia española del Sahara, Mauritania y parte de Argelia y Sudán. Del Sahara habían surgido varias dinastías de sultanes que gobernaron Marruecos, y aún hoy ciertas poblaciones en las márgenes del rio Niger consideran su comendador de creyentes al rey de Marruecos.

En estas realidades históricas y políticas se basó El Fassi en 1956 para elaborar su mapa del “Gran Marruecos”. Como es lógico, amputar el Sáhara a Marruecos es considerado en ese país una afrenta nacional, y es lo que ha sucedido con la cartografía respectiva en internet.

Internautas marroquíes publicaron hace días una protesta pública en Internet debido a la visión parcial que algunos buscadores presentan sobre el problema del Sahara Occidental, exponiendo mapas caducos amputando su integridad territorial.

Google no es una entidad política para atentar contra la integridad territorial de un país como Marruecos afirman peticionantes que solicitan al buscador corregir su mapa.

No hace falta mencionar que no sucede lo mismo con otros conflictos territoriales a lo largo y ancho del mundo.

A prima fascie resulta llamativa la insistencia de medios masivos en dar aliento a las versiones del Frente Polisario, un grupo político francamente hostil a occidente cuyas banderas ideológicas no condicen con dicho respaldo. Tampoco condice con estas campañas encubiertas el apoyo en la ONU de Frank Ruddy, un ex embajador de Ronald Reagan, a los intereses separatistas de un grupo panárabe inspirado en ideales de la revolución argelina como el Frente Polisario.

Lo mismo podría decirse del apoyo que reciben de algunos intelectuales, que no pueden desconocer estudios concluyentes sobre el tema. Los derechos marroquíes sobre el Sahara Occidental han sido ampliamente demostrados por trabajos de una solidez intelectual sin fisuras como las tesis de Paul Pascon, cuyos hijos desaparecieron en 1976 en lo que se interpretó como un secuestro que se atribuyó al Frente Polisario. Otro tanto podría decirse de los trabajos extensamente documentados de Jelloul El Mabrouk, o las exposiciones de Bernard Lugan, que sugerimos al lector interesado en conocer las bases de las tesis marroquíes. Ni hablar de lo expuesto por el Premio Cervantes de Literatura Juan Goytisolo en su libro “El Problema del Sahara”.

Evidentemente, el problema no radica tanto en las controversias agitadas por los antiguos colonizados, sino enla falta unanimidad de criterio entre las antiguas potencias colonialistas, que siguen teniendo planes diferentes para el Sahara Occidental.

Es sabido que a las grandes potencias siempre les ha interesado establecer países pequeños, presionables y vulnerables en lugares estratégicos para mantener su dominio. Las costas del Sahara Occidental no han estado exentas de interés, y lo demuestran varios casos anecdóticos recogidos por la historiografía.

En el siglo XIX, por ejemplo, el explorador británico Donald Mackenzie se estableció en las cercanías de Cabo Juby, con fines comerciales, alegando la idea de que buscaba abrir un canal e inundar parte del Sahara para crear un mar interior. El plan no era original, dado que el francés Ernst Bunge acusó en 1887 a Mackenzie de haberle copiado la idea, y una idea similar se atribuía al espía y aventurero español Domingo Badía.

Bunge afirmaba que el mismo Napoleón III se había interesado en su plan, en tanto Mackenzie promocionaba sus planes en Londres.

La disputa originada por Mackenzie, debido al corte de rutas comerciales que su plan implicaba, involucró a los mismos españoles que llegaron a tomarlo preso e hicieron todo lo posible por desalentar su empresa.

Esta disputa tiene vertientes más recientes como el fallido bloqueo del fosfato extraído por Marruecos, que el Polisario ni siquiera pueden instalar en países que considera sus aliados como Venezuela, gran comprador de fosfatos a Marruecos.

Los polémicos mapas del Sahara Occidental, en fin, solo son una muestra más del choque múltiple de intereses que se produce en ese territorio, donde supuestas víctimas dicen luchar contra colonialistas que ya se ausentaron, e invocan la intangibilidad de las fronteras impuestas por las potencias coloniales para reivindicar lo absurdo.

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