La pregunta es tan simple y la contestación tan obvia que, en principio, parece que no merece respuesta alguna. Sin embargo consideramos que requiere que le dediquemos algún tiempo de reflexión y nos preguntemos qué piden los habitantes de esa afortunada isla que han tenido el valor de echarse a la calle para exigir un cosa tan simple como es la libertad. Libertad de expresión, de movimiento y, hasta, de pensamiento, porque los regímenes totalitarios comunistas persiguen a quien tiene la osadía de disentir de la corriente única impuesta por los “gerifaltes”. Solo hay una doctrina, un único valor, el que imponen los que abusando de quienes los han votado han alcanzado las mayores cotas de poder y tiranizan a los han encumbrado.
Es la primera vez que los cubanos se echan a la calle no solo para pedir medicinas o alimentos, a pesar de que la escasez de estos es máxima, sino también libertad. Posiblemente el detonante que ha hecho explotar esta larvada situación, no es la extensión de la pandemia que asola al mundo, pues Cuba ya estaba en crisis antes de que llegase esta en 2020, sino la situación de falta de libertad y de poder expresarse libremente.
No se había visto cosa igual desde el triunfo de la revolución que encabezaron Fidel Castro y sus secuaces. Entonces fue para celebrar la caída del dictador Fulgencio Batista, que fue un “quítate tu para que me ponga yo”, es decir se cambió una dictadura por otra, con las nefastas consecuencias que acarrea para el pueblo todo régimen comunista.
Desde entonces a hoy han pasado 62 años, es decir dos generaciones, y los jóvenes cubanos ya están hartos de miseria y escasez de cualquier producto alimenticio o medicinal. Una compañera mía, cuando se tomaba las vacaciones se marchaba a Cuba y llevaba las maletas llenas de carretes, bobinas de hilo, agujas, botones y artilugios de costura porque me decía que las cubanas no podían, siquiera remendar la ropa ya que carecían de los menesteres más simples y necesarios para ello.
Como digo, ya han pasado dos generaciones para que los jóvenes cubanos sigan comulgando con ruedas de molino, y considerando que viven en el menor de los “paraísos” posibles. Estudiar cómo y por qué en Cuba se ha llegado a esta situación necesita de un tratado más extenso que un simple escrito en un periódico.
Los jóvenes cubanos están despertando del sopor que ha tenido a su patria aletargada durante más de sesenta años. Esperemos que la represión no sumerja a su país en un baño de sangre y se imponga la nueva savia que acabe con la tiranía comunista.
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