El próximo 12 de agosto se celebra el Día internacional de la Juventud, un marco en el que la Fundación Adecco, con colaboración con JYSK, presenta su 6º Informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro, un análisis que basa sus conclusiones en una encuesta a 350 menores de 30 años con discapacidad, apoyada en los datos del Servicio Público de Empleo Estatal y el Instituto Nacional de Estadística.
Esta sexta edición ve la luz en plena “nueva normalidad”, en un escenario de recuperación, pero también de incertidumbre, en el que resulta fundamental acometer acciones para que el legado Covid-19 no acentúe la brecha social, abocando a la exclusión y/o pobreza a las personas más vulnerables.
Los jóvenes con discapacidad ante la incertidumbre pospandemia
La crisis de la Covid-19 ha reforzado las grandes dificultades que ya afrontaban los jóvenes en el mundo prepandemia, entre otras: una desmesurada tasa de paro, un acceso a la vivienda en muchos casos irrealizable y, en general, inmensos obstáculos para construir un proyecto de vida independiente.
En el caso de los jóvenes con discapacidad estas dificultades se acentúan más, si cabe. En efecto, a las inestables expectativas de futuro hay que sumar los prejuicios y estereotipos que ya los acompañaban antes de la crisis y que, en muchos casos, suponían grandes contrariedades para su transición a la vida adulta. Además, el desfase formativo sigue siendo acusado y la proporción de personas con discapacidad con estudios superiores es considerablemente inferior: solo un 15,1% cuenta con formación universitaria, frente al 33,2% general, según Odismet.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “la concatenación de periodos de crisis económicas redobla las dificultades de acceso al empleo para todos los jóvenes. Los que en la recesión de 2008 acababan de alcanzar la mayoría de edad, hoy se estrenan en la treintena y, en muchos casos, con un horizonte profesional aún incierto. Si además tienen una discapacidad, las dificultades se multiplican. Es fundamental apelar a la acción coordinada entre empresas y Administración Pública para equiparar la formación de los jóvenes con discapacidad con la del resto de la población, poniendo el foco en las competencias digitales y en otras habilidades estratégicas para conectar con los nichos de empleo emergentes”.
La estela del coronavirus: se dispara un 16% el desempleo entre los jóvenes con discapacidad y crece un 83,2% su paro de larga duración
Lo más llamativo con respecto a la situación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral durante el último año ha sido el veloz crecimiento de su desempleo,de un 16,1%, frente al 11.9% de media para el resto de los grupos de edad. Así, si en 2020 se contabilizaron 10.023 demandantes de empleo con discapacidad menores de 25 años, hoy la cifra asciende hasta 11.637. El crecimiento entre los desempleados entre 25 y 44 años ha sido del 11,1% mientras que en el caso de los mayores de 45 años ha aumentado un 12%.
Hay que tener en cuenta que muchos trabajadores jóvenes con discapacidad, concentrados mayoritariamente en el sector terciario, perdieron su empleo en el contexto de pandemia. Asimismo, habitualmenteencuentran su primer trabajo en áreas que se han visto muy castigadas por las medidas de distanciamiento social, como la hostelería o el turismo. En todo caso, la crisis de la Covid-19 ha diferido su incursión en el mundo laboral, disparando su desempleo.
Por comunidades autónomas, La Rioja (42,5%), Navarra (28,9%), Cataluña (27,2%) y Aragón (27,1%) son las que han experimentado mayores incrementos en su número de desempleados jóvenes con discapacidad. En el otro lado, Castilla-La Mancha es la única región que ha visto disminuir esta cifra (-3,6%), mientras que en Galicia y Cantabria se registran los menores incrementos, del 3,1% y 5,9%, respectivamente.
Otro indicador llamativo es el desempleo de larga duración, que ha experimentado un crecimiento desorbitado en el caso de los menores de 25 años con discapacidad. Así, en 2020 se contabilizaron 5095 desempleados jóvenes que superaban el año de búsqueda activa de empleo, un 83,2% más que en el ejercicio anterior y duplicando con creces el incremento general, del 35,1%.
Tal repunte conduce a la conclusión de que los jóvenes con discapacidad se están encontrando con un terreno desfavorable y hostil, que deriva en la cronificación de su desempleo. Por un lado, las áreas en las que habitualmente se estrenaban en el mercado laboral -como la hostelería-, continúan dañadas por la crisis y, por otra parte, encuentran grandes dificultades cuando no acreditan experiencia profesional, reforzando los prejuicios que ya afrontaban. Según Mesonero: “la edad continúa siendo un factor discriminatorio que penaliza tanto a los jóvenes como a los mayores de 45 años, con el riesgo de reducir la fuerza laboral disponible al tramo de edad entre 30 y 40 años. La discapacidad continúa siendo un agravante que aleja aún más a los candidatos de oportunidades reales de trabajo, un hecho que no es solo injusto socialmente, sino que supone toda una incongruencia, a tenor del envejecimiento que nos circunda y que exige la máxima participación ciudadana en el mundo laboral”.
No confían en el mercado laboral de la “nueva normalidad”
Desde el año pasado, se alzan voces que alertan del riesgo de que el legado de la Covid-19 se perpetúe entre los jóvenes, emergiendo la llamada “generación del confinamiento”, una cohorte que, probablemente, tendrá que hacer frente a los efectos del virus durante toda su vida laboral.
La presente encuesta ha querido conocer la valoración de los jóvenes con discapacidad al respecto y, en efecto, la gran mayoría (84,6%) cree que la pandemia retrasará su acceso a un primer empleo. En esta línea, cabe destacar que casi la mitad de los encuestados (49%), bien no ha trabajado nunca (23,3%), bien solo ha tenido experiencias puntuales de días u horas (25,7%). Asimismo, es reseñable que el 75% considera que la Covid-19 tendrá un impacto permanente en las oportunidades laborales de su generación.
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